De acuerdo a lo señalado por la legisladora y medallista olímpica Ana Gabriela Guevara, el pasado fin de semana una camioneta embistió por detrás la motocicleta en la que viajaba por la carretera México-Toluca. Al levantarse le reclamó al conductor que respondiera por los hechos, pero en respuesta cuatro hombres descendieron del vehículo y la golpearon. Los golpes que recibió de los cuatro sujetos le causaron la fractura, en tres partes, del pómulo derecho.

El hecho que esta semana se hizo público, retrata la realidad que viven millones de mujeres y de mexicanas, todos los días, muchas veces de forma silenciosa, pero igualmente cobarde.

La agresión muestra también los alcances del machismo y los peligros que conllevan la discriminación y las actitudes misóginas, las cuales tienen sus raíces en una cultura donde la identidad masculina está asociada a la fuerza física, al poder, a la necesidad de competir, de ser fuertes a toda costa, sin importar las consecuencias.

Pero todos los actos tienen y deben tener consecuencias. Es momento de hablar, de cambiar las cosas, de ponerle un alto a la violencia, de visibilizar estos y todos los actos de violencia contra las mujeres que ocurren en los distintos ámbitos: en la casa, la escuela, el trabajo, en la comunidad, en las instituciones, en los espacios públicos, en internet. Es momento de denunciar y de rechazar estas expresiones de odio que nos afectan a todas y todos como sociedad.

Y sobre todo, es momento de cambiar los roles y estereotipos de género que nos dictan conductas, actitudes, ideas, creencias, normas y expectativas "de lo que se debe ser" como mujeres y hombres, generando relaciones interpersonales y sociales de dominación y subordinación que pueden traducirse en el ejercicio de formas de dominio, control y opresión constante hacia las y los otros (mujeres y hombres).

La violencia de género también se extiende a redes sociales

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A unas horas de que Ana Gabriela Guevara diera a conocer la agresión de que fue víctima, comenzó a circular en Twitter una campaña de odio promoviendo la violencia hacia las mujeres.

Bajo el hashtag #GolpearMujeresEsFelicidad varias personas publicaron contenidos ofensivos y sexistas que promueven e incluso aplauden la violencia contra las mujeres.

Al mismo tiempo, la propia Ana Gabriela Guevara sufrió ataques personales a través de la plataforma en forma de comentarios que intentaron defender la golpiza. En ellos, algunas personas alegan que Ana Gabriela no parece mujer o es lesbiana, lo que una vez más deja al descubierto los prejuicios, discriminación y marcados estereotipos sexistas que muchas personas aún defienden y transmiten.

“La sociedad castiga a mujeres que no caben en el molde: las que andan en motocicleta, las que son musculosas, las lesbianas”, dijo en entrevista Laura García Coudurier, directora ejecutiva de la Sociedad Mexicana Pro de Derechos de la Mujer o Fondo Semillas, a Reporte Índigo.

Por una cultura de la paz

Más allá de la violencia contra las mujeres, la agresión ocurrida a Ana Gabriela Guevara pone de manifiesto la urgencia de promover valores, actitudes y comportamientos que reflejen el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad.

Debemos entender que la violencia no es algo normal en una sociedad, no solo la violencia contra las mujeres, sino cualquier tipo de violencia.

Como sociedad debemos rechazar la violencia en todas sus formas y asumir como una tarea prioritaria la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación.

La violencia contra las mujeres ha sido catalogada como una pandemia mundial, además de ser un problema de salud pública que afecta a más de un tercio de todas las mujeres a nivel mundial, según el más reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Por eso, eliminarla debe ser un compromiso de las familias, las escuelas, las empresas, los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto.