El cambio climático está provocando mayor cantidad de desastres naturales y población afectada por esta situación, por lo que es importante fomentar la construcción de viviendas resilientes, y así lograr ciudades que puedan enfrentar cualquier adversidad.

De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 87.7 millones de mexicanos habitan en zonas de riesgo ante desastres naturales. Cerca del 70 por ciento habita en ciudades y 20.5 por ciento en zonas rurales.

Además, según el Banco Mundial, la mayoría de las lesiones y muertes derivadas de desastres naturales son por inmuebles construidos con calidad deficiente.

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Por estas razones, lo más importante es que las viviendas cumplan ciertos requisitos para convertirse en resilientes y servir de refugio para las familias.

Las características de una vivienda resiliente son:

  • Contar con un diseño arquitectónico y estructural que ofrezca seguridad a las familias.
  • Pronta recuperación una vez que suceda un desastre natural.
  • Conservar la tradición arquitectónica local, de acuerdo a las necesidades e identidad de sus habitantes.
  • Tener una construcción con materiales de calidad.
  • Encontrarse fuera de zonas de riesgo, como en una falla, barrancas o terrenos donde se produzcan desprendimientos.

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La Comisión Nacional de Vivienda ha impulsado este tipo de vivienda para la creación de ciudades resilientes, a través de las distintas modalidades del subsidio: compra y construcción de una vivienda, o mejoramiento de una existente.

Sin duda, una vivienda resiliente permite a los mexicanos una mejor habitabilidad a través de una mejora estructural de sus viviendas, conservar sus costumbres y no temer a perder su patrimonio ante algún desastre natural.

Si quieres consultar sobre este tema visita el sitio “Guía de Resiliencia Urbana”, dando clic en el siguiente enlace. O descargando el libro “Más grandes que la adversidad” en este enlace.