A medida que las personas envejecen sufren una acumulación gradual de daños moleculares y celulares que causan una disminución general de las reservas del cuerpo, ocasionando pérdidas en la capacidad cognitiva, física y la disminución de la participación social, sin embargo, algunas de estas pérdidas son evitables y las personas pueden trabajar para prevenirlas.

Este deterioro biológico contribuye a que se creen supuestos y actitudes  erróneas sobre las personas adultas mayores, pues aunque hay pruebas considerables de su contribución a la sociedad, a menudo se les discrimina por motivos de edad, promoviendo los estereotipos de aislamiento social y la idea de que son una carga económica, lo que provoca que se violen sus derechos humanos a nivel individual, comunitario e institucional.

Sin embargo, el envejecimiento activo, definido como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen, puede contribuir a un envejecimiento saludable, que aunado a entornos favorables adecuados, cuidados a largo plazo y apoyo de la sociedad, permite asegurar durante esta etapa una vida digna y con oportunidades para el crecimiento personal.

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Conoce el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud