La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó el 9 de agosto como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, con el objetivo de fortalecer la cooperación internacional para la solución de los problemas con los que se enfrentan las comunidades indígenas en esferas tales como los derechos humanos, el medio ambiente, la salud, el empleo, el desarrollo sostenible.

La pesca y la acuacultura, han sido prácticas que potencian la economía de la población indígena en México (que corresponde según datos del INEGI al 6.5% de la población total) y al dinamismo del desarrollo regional, pero también este sector se caracteriza por los rasgos sociales predominantes en aspectos culturales, usos, costumbres y tradiciones de la gente en relación con el medio ambiente.

La pesca artesanal, por ejemplo, es una pesca sustentable, comúnmente realizada en aguas costeras, lagunas y ríos, con el uso de embarcaciones menores hoy equipadas con tecnología y métodos de captura selectivas diseñadas para la conservación de los ecosistemas y especies marinas.

La CONAPESCA, en este sentido, en el marco de respeto a las comunidades indígenas, ha respaldado su subsistencia por medio de apoyos e incentivos que faciliten su labor, al tiempo que garanticen mejores niveles de calidad en sus productos, así como para darles valor agregado en beneficio de pescadores y consumidores.

Un caso particular es la etnia Cucapá en el estado de Baja California, los Seris en Sonora y las etnias purépecha, nahua, mazahua y otomí de Michoacán y el Estado de México, los mayas de Yucatán, los Mixtecos, zapotecos y  triquis de Oaxaca, y otros pueblos indígenas en México, a los que se han destinado recursos de programas como entrega de motores y lanchas, construcción de Unidades de Infraestructura Básicas (UBI), apoyo de gasolina ribereña, a la acuacultura rural, PROPESCA, al fomento de consumo, comercialización, entre otros.