La pesquería de atún es una de las más sustentables de nuestro país, y ha sido reconocida por la FAO en 2005 con la medalla Margarita Lizárraga a la Pesca Sustentable, y recientemente en 2017 obtuvo la certificación internacional por parte de Marine Stewardship Council (MSC), como una pesquería que impacta en lo mínimo el ecosistema marino.

Por su aportación al sector alimentario y a la economía regional, la pesquería de atún tiene gran relevancia a nivel nacional, ya que genera 72 mil empleos, entre directos e indirectos y la industria atunera mexicana produce 97.5 millones de latas de atún al mes (3 millones 210 mil latas por día hábil e inhábil) que benefician a 115 millones de personas en México y Centro América que dependen de la proteína del atún.

 Debido a su alto nivel proteínico, calórico y por contar con vitaminas como las del complejo B, este pez es un alimento de alto valor nutricional, por lo que se recomienda su consumo en diversas etapas del crecimiento del ser humano, especialmente durante el embarazo y la niñez, ya que contribuye al fortalecimiento neurocerebral de los infantes.

El método de captura utilizado por la flota atunera mexicana está regulado por el Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los delfines y se apega a la normatividad de la CIAT como el de mayor sustentabilidad.

 En 2016, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró el 2 de mayo como Día Mundial del Atún, con la finalidad de crear conciencia entre los países que dependen en gran medida del atún, el valor de esta especie, las amenazas que afronta y de intercambiar mejores prácticas para impulsar el desarrollo de la sustentabilidad en los mares.