Este grupo de vertebrados está conformado por las ranas, sapos, cecilias y salamandras. Los cuales presentan diferentes tipos de cuerpo con colores diversos y adaptaciones que les han permitido vivir entre ecosistemas acuáticos y terrestres. 

Las cecilias son muy peculiares y poco conocidas, tienen el cuerpo parecido al de un gusano que carece de patas con cola rudimentaria. En cambio, las salamandras presentan extremidades del mismo tamaño y poseen una cola con la cual se mueven con soltura cuando están en el agua, mientras que fuera de ella, utilizan sus patas para andar. En cuanto a las ranas y lo sapos, éstos tienen patas de tamaños desiguales y carecen de cola, sin embargo su cuerpo está adaptado para dar saltos.

A diferencia de los demás vertebrados, los anfibios se distinguen por tener una trasformación en su desarrollo, conocida como metamorfosis, es decir que durante su vida pasan por diferentes etapas: de huevo a larva, momento en el que dependen totalmente del agua y finalmente, la etapa de adulto en la cual pueden transitar del agua a la tierra.

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Los anfibios presentan en la actualidad una distribución cosmopolita, los podemos encontrar en casi todo el mundo, estando ausentes solo en las regiones árticas y antárticas, en los desiertos más áridos y en la mayoría de las islas oceánicas. En su mayoría, estos animales prefieren ambientes templados, sobre todo los lugares en donde existe agua dulce disponible.

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En México habitan un gran número de especies de anfibios, muchos de ellos endémicos y por lo cual ocupa el quinto lugar de diversidad a nivel mundial. Los estados que destacan con mayor riqueza de anfibios son Oaxaca, Chiapas y Veracruz. En tanto que las Áreas Naturales Protegidas con gran diversidad de anfibios destacan: la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas, Reserva de la Biósfera Sierra Gorda de Querétaro, el Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California, la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala y el Área de Protección de Flora y Fauna Cañón de Santa Elena.

Esta pequeña fauna es fundamental para los ecosistemas al transportar nutrientes desde el medio acuático al terrestre, así como en la cadena alimenticia ya que controla plagas al alimentarse de insectos y arañas. También son indicadores del estado de salud de los ecosistemas, su presencia en un sitio nos habla de un ecosistema saludable y en equilibrio, mientras que su ausencia indica lo contrario.

Sin embargo el 50% de los anfibios está en peligro de extinción, por la pérdida de su hábitat, la invasión de especies exóticas, el tráfico de especies como mascotas y la contaminación de las fuentes de agua.

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¿Quieres ayudar a la conservación de los Anfibios? Te invitamos a leer el cuento “Grandes huesudos”, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y el Uso de la Biodiversidad (CONABIO). ¡Conócelos y cuídalos!

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