Por Alejandra Yazmin Olguin Candiani

La Organización Internacional del Trabajo señala que la agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible incluyó el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, y la reducción de la desigualdad, entre los objetivos fundamentales de una nueva agenda política universal. De ahí que cuestiones como el crecimiento y la desigualdad salarial ocupen un lugar fundamental en esta Agenda.

El Objetivo (menciona la OIT), es “conseguir el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos”, y destaca que debe haber una misma remuneración por un trabajo de igual valor.

Para lograr esto, la OIT contribuye con la elaboración del Informe Mundial sobre Salarios (el quinto de una serie, que cuenta ya con diez años de historia), y que ofrece a gobiernos, interlocutores sociales, académicos y público en general datos comparativos e información sobre las tendencias recientes de los salarios.

Estas tendencias indican que el crecimiento del salario real en el mundo registró una drástica caída en el periodo posterior a la crisis económica de 2008, se recuperó en 2010, y desde entonces comenzó a desacelerarse, y cayó por debajo del 1 por ciento en 2015. Con excepción de China, donde el crecimiento salarial fue más rápido que en ninguna otra parte.

Guy Ryder, Director General de la OIT, indicó que tal como recalcó en las reuniones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en octubre de 2016, ahora está consciente todo el mundo de que revitalizar el crecimiento exige un aumento del gasto en consumo y a su vez políticas salariales y de protección social sostenibles. Por lo que la mejora de los salarios y las oportunidades de trabajo decente son esenciales.

*Consulta el artículo completo en la Revista Mundo del Trabajo No. 130