Por Sergio Cerda Vargas

El estrés es un tema que siempre nos acompaña, pero al que le prestamos poca atención, porque lo consideramos como parte de nuestra cotidianeidad. Imaginemos un día normal de trabajo. Antes de pararnos ya estamos tensos porque no hemos dormido bien; después de pocas horas de sueño, nos levantamos muy de prisa, tras unos minutos de sonar el despertador; nos sentimos adoloridos; vamos sudando rumbo a nuestro trabajo; hay mucho tráfico, mucha gente, demasiado ruido; llegamos corriendo a checar la entrada, tarde, se nos pasaron nuestros minutos de tolerancia, y las presiones, tensiones y preocupaciones se siguen acumulando durante el transcurso del día.

Eso nos afectan de manera física y psicológica en nuestra salud, por lo que contraemos varias enfermedades. También tiene un impacto en nuestra economía personal, familiar y laboral.

El pasado 27 de mayo de 2018, el periódico Excélsior publicó una nota donde se menciona que: la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que el 75 por ciento de los mexicanos padecen estrés, lo que trae como resultado: una disminución del rendimiento laboral, produce ausentismo, ocasiona depresión y ansiedad, y está estrechamente ligado a los accidentes en los centros de trabajo. Esto afecta la economía de los trabajadores y las empresas o instituciones para las que labora y los sistemas de salud; además de que refleja pérdidas anuales por el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Consulta el artículo completo en la Revista Mundo del Trabajo No. 141