La sabiduría popular llama “cuesta de enero”, al pago de compromisos que debemos enfrentar durante el primer mes del año y cubrir los gastos que realizamos durante el fin de año, y que en realidad nos cuesta mucho trabajo pagar; para algunas personas llega incluso, muchas veces, a afectar las finanzas de febrero y marzo, si no es que de todo el año.

Generalmente al inicio del año pagamos el impuesto predial y el servicio de agua, si contamos con una vivienda propia; pero además si manejamos una tarjeta de crédito, muchas veces al calor de los anuncios publicitarios y la convivencia con la familia y los amigos, gastamos más durante el mes de diciembre y cuando llega el estado de cuenta, generalmente se reflejan esos gastos, más otros acumulados que ya teníamos pendientes por cuentas a meses sin intereses del buen fin o de compras de navidad, y que debemos pagar en enero.

Si no contamos con liquidez para poder pagar nuestras cuentas, la “cuesta de enero” es algo muy complicado; por lo mismo acudimos al empeño de alguna prenda para resolver el problema o mitigarlo; pero también podemos pensar en adquirir un crédito, porque lo vemos como la solución a nuestros problemas económicos, de momento.

*Consulta el artículo completo en la Revista Mundo del Trabajo No. 147