Por Sonia Salgado Vargas, Directora General de Educación y Organización de Consumidores, de PROFECO

¿Nos hemos puesto a pensar cómo a medida que crecemos biológicamente, cambia nuestra manera de consumir?

En la actualidad por donde quiera que volteemos, encontraremos una gran variedad de productos y servicios, ya que cada vez los mercados son más amplios; sin embargo, lo que se oferta en su mayoría va dirigido a diferentes perfiles poblacionales como: niños, niñas, jóvenes y adultos de mediana edad. Dentro de la variedad de productos y servicios para estos perfiles podemos encontrar: de esparcimiento, tecnología, moda, música, deportes, entre otros. Todo esto responde a las necesidades de la población consumidora que inicia un ciclo de vida, pero ¿y las necesidades básicas de las Personas Adultas Mayores?

En las diferentes etapas de la vida, no sólo las prioridades de las personas cambian, también el poder adquisitivo, los hábitos de consumo y la realidad de cada generación, pues tienen necesidades distintas de acuerdo a su escenario económico y estilo de vida, aunque no por eso dejamos de consumir. En el caso de las Personas Adultas Mayores, a pesar de las características propias de su edad, siguen consumiendo y quizá en mayor medida, sobre todo en el rubro de salud y prevención.

*Consulta el artículo completo en la Revista Mundo del Trabajo No. 142