Sin duda alguna, del trabajo de cientos de miles de profesionales, de técnicos y administrativos que día a día hacen, desde hace muchos años, una tarea en el consultorio o en la comunidad, en el quirófano, en el laboratorio o junto a la cama del paciente han contribuido a que  nuestro país registre importantes avances en materia de salud, algunos de ellos con certificación de organismos internacionales como la OPS/OMS.

Se trata de la labor de todas las instituciones del sector público que, por muchas décadas, y en algunos de los casos a lo largo de más de un siglo, han servido al país. Se trata, sin duda alguna, del esfuerzo sostenido de numerosas generaciones.

Es verdad que todavía no tenemos una cobertura que alcance a la totalidad de los mexicanos, sin embargo, el CONEVAL reconoce que el indicador de carencia que mejor comportamiento tuvo durante el gobierno del Presidente Peña fue el de cobertura en salud.

Así por ejemplo, entre 2012 y 2017 la muerte materna disminuyó 17 por ciento, y la infantil casi 12 por ciento. El número de casos de dengue decreció 77 por ciento y se eliminaron como problema de salud pública el tracoma y la oncocercosis, la cifra de nacimientos en niñas bajó casi 11 por ciento, y el de adolescentes más de 16 por ciento. En tanto que el total de nacimientos en este grupo de edad fue 78 mil menos que en 2012.

Lo anterior, es solo un ejemplo de que los servicios públicos funcionan bien, pueden mejorar, pero no se debe ignorar su cobertura, su utilidad, la calidad de lo que hacen y el significativo servicio que prestan a la población.