Durante el sexenio de Adolfo López Mateos como parte de las acciones del Plan de Once Años se trató de dar cumplimiento de ambiciones de la Revolución en materia educativa: asegurar a todos los niños el derecho a la educación, plasmado en la Constitución de 1917. Entre las acciones destacables de dicho plan se encuentran la construcción de escuelas, la ampliación del programa de desayunos escolares y la creación de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), en 1959.

     Jaime Torres Bodet, en su segundo periodo al frente de la Secretaría de Educación Pública, se encontró con un panorama de grandes desigualdades en el sistema educativo, con grandes retos  por afrontar: la necesidad de institucionalizar la escolarización bajo el principio de un Estado educador; la desarticulación entre los contenidos y métodos de enseñanza; los problemas de cobertura de la demanda; la inequidad de quienes accedían a la educación básica y la falta de materiales que permitieran proporcionar servicios educativos de calidad. Por estas y otras razones, editar los libros de texto, era una decisión que permitía resolver o aminorar algunos de esos problemas, pues se presentaban como una oportunidad de homogenizar los contenidos, orientar la didáctica y disminuir los costos indirectos de la educación de las familias, lo cual mejoraba las condiciones para integrar a más estudiantes a las aulas.

     Es así como el 21 de mayo de 1959 se lanzó la convocatoria a los escritores y pedagogos mexicanos para participar en la redacción de los textos para los libros  y cuadernos de trabajo e instructivos para el maestro para los seis grados de primaria. Una vez obtenido el padrón de alumnos y maestros, mismo que se logró con la colaboración de las autoridades educativas de los estados, el 11 de julio de 1959 se publicó la convocatoria a los impresores y encuadernadores del país para participar en la edición de los más de 17 millones de libros y materiales educativos, que fueron enviados a todas las oficinas de correos de los estados y territorios de la República a través de la Dirección General de Correos. 

     Y finalmente, el 16 de enero de 1960, once meses después de fundada la Conaliteg, el secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet entregó en la localidad de El Saucillo, San Luis Potosí, los primeros libros de texto gratuitos: Mi libro y Mi cuaderno de trabajo de primer año, los que fueron distribuidos en las más de 33 mil primarias en todo el país, para los dos millones 11 mil alumnos inscritos en primer grado para el periodo lectivo 1960.

     Este acto simbólico es el preludio del obsequio de libros que por primera vez en la historia de la educación en México hace el Gobierno a la niñez mexicana.

     En ese año se produjeron 19 títulos para los alumnos de primaria y dos para el maestro, cuyas portadas –autoría de los artistas David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Alfredo Zalce, Fernando Leal y Raúl Anguiano- retrataban héroes de la patria que además de conmemorar 150 años de la Independencia, y 50 de la Revolución mexicana, buscaban infundir patriotismo en la niñez mexicana.