Los ecosistemas forestales son su hábitat, fuente de alimento y descanso. En México habitan mil 60 especies de aves, de las cuales la tercera parte son migratorias.
Por su ubicación geográfica, nuestro país es el lugar idóneo para ellas, algunas especies cruzan el Istmo de Tehuantepec, otras recorren la Sierra Madre Oriental, otras la Occidental, algunas más toman las rutas del Océano Pacífico y otras el Atlántico.
Ya sean bosques, selvas, zonas semiáridas y principalmente humedales, como los manglares, estos ecosistemas les proporcionan un hogar temporal donde resguardarse, protegerse, alimentarse, descansar y después continuar.
Para el emblemático flamenco rosado (Phoenicopterus ruber), que se encuentra regularmente en el Área Natural Protegida Ría Lagartos, en Yucatán, los manglares proporcionan alimento y son sitios de anidación.
La diversidad de peces y el buen estado que conservan los manglares atraen a las aves, su cuidado impacta de manera directa en la llegada y avistamiento de especies migratorias.
Migrar para sobrevivir
La migración de aves es un fenómeno que manifiesta su evolución para sobrevivir.
En América, la migración comienza en octubre, las aves viajan del norte hacia el sur debido a la escasez de alimentos por la llegada del frío extremo.
Antes de partir se preparan ahorrando energía en forma de grasa corporal.
Es entonces cuando inician un largo y peligroso viaje en busca de comida y mejores condiciones climáticas.
Durante su vuelo aprovechan las corrientes de aire para no desperdiciar energía, pues la jornada durará desde un par de semanas hasta meses para algunas especies que viajan de día y otras de noche.
Al término el invierno regresan al norte donde aprovechan la abundancia de comida y las condiciones que consideran óptimas para reproducirse.
El Día Mundial de las Aves Migratorias 2018, es una invitación a unir las voces para su conservación.