En 1983, dentro la región que forma parte de la Sierra Norte del estado de Oaxaca ocurrió un incendio forestal que devastó principalmente los terrenos de la comunidad de San Pablo Macuiltianguis. El fuego consumió más 3,200 hectáreas de su bosque de pino, casi una tercera parte del predio comunal.

A 36 años de la tragedia, el daño ocasionado ya solo queda en la memoria de quienes lo vivieron, pues gracias a los trabajos de los habitantes han recuperado y sanado su bosque al 100%.

Enclavado en la Sierra Juárez del municipio de Ixtlán en Oaxaca, San Pablo Macuiltianguis tiene una superficie forestal de 7,703 hectáreas.

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En 2013  ganó el Premio Nacional al Mérito Forestal en la categoría Manejo y Ordenación Forestal. En ese mismo año obtuvo su certificación nacional otorgada por ANCE y en 2017 FSC y Rainforest Alliance le entregaron el certificado internacional en Manejo Forestal y Cadena de Custodia Individual.  Esta certificación tiene una duración de cinco años por lo que tiene vigencia hasta mayo de 2022.

La certificación internacional de FSC (Forest Stewardship Council) exige a la comunidad atender temas sociales, ambientales y económicos para  poder aprovechar los recursos forestales.

Además, han diversificado sus actividades forestales, pues el Rancho San Pedro funge como el corazón del ecoturismo de San Pablo Macuiltianguis, uno de los lugares favoritos por nacionales y extranjeros.

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Adicionalmente, la comunidad forma parte de la plataforma digital Bosques Certificados donde ofertan sus productos a nivel mundial.

Pero para poder llegar a este punto, han recorrido un largo camino.

El origen de Macuiltianguis

Lo que es ahora San Pablo Macuiltianguis estuvo alguna vez habitado por el pueblo zapoteca que se extendía por toda la Sierra Norte del estado de Oaxaca.

De ellos obtuvieron su primer nombre: Tagayu. Hacia el año 1500, este territorio sufrió la conquista del imperio mexica, así, fueron nombrado por ellos como “Macuitianguis” palabra náhuatl que significa “Cinco mercados”. Años más tarde, cuando llegó la conquista española fueron obligados a anteponer “San Pablo” para que adoptaran un santo patrón católico.

Así, su nombre oficial es San Pablo Macuiltianguis, Ixtlán, Oaxaca.

A pesar de la mezcla de culturas que han definido sus usos y costumbres, hoy en día su gente se autodefine zapoteca.

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Fuerte inversión para lograr calidad

Eulogio Hernández, técnico forestal de la comunidad,explica que cuando inició con los trabajos de certificación, San Pablo Macuiltianguis ya tenía buenas prácticas de aprovechamiento.

“El 95% de la superficie Macuil es forestal, y si sumamos que por el gran incendio que hubo y la posterior regeneración del bosque, había zonas que pedían a gritos el aprovechamiento. Es nuestra columna vertebral y de ahí se desprenden otras actividades como el ecoturismo”

Explica que el bosque se conforma principalmente de Pinus patula, una especie que ha evolucionado ante la presencia del fuego y esto ayudó a que se recuperará la parte incendiada al cabo de unos años.

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Uno de los trabajos de la comunidad ha consistido en hacer aclareos,  técnica con la cual se eliminan  los retoños y árboles jóvenes para mejorar las condiciones de los árboles con las mejores características, así, se disminuye la competencia entre ellos por el espacio y la luz solar.

La madera obtenida de estos aclareos también es aprovechada y la comercializada de forma legal, cuyo beneficio es directo para la comunidad, y con un menor impacto al medio ambiente.

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El Presidente del Comisariado Ejidal, Cirilo Pérez Ruíz, relata que en un inicio, luego de recuperar sus terrenos de la concesión de una papelera, decidieron abrir un aserradero donde fabricaban mangos, pero sin experiencia ni apoyo al poco tiempo se vieron obligados a cerrarlo y se dedicaron solo a la venta de madera en rollo.

Otro de los factores de detrimento fue la marcada migración en Macuiltianguis. Mientras en otros lugares del mundo la tasa de natalidad era alta y preocupante, para ellos la preocupación caía en que hubo años en que se registraron escasos dos nacimientos al año. Incluso hoy en día, la comunidad no tiene registrados ni 400 personas que viven en el pequeño, limpio y pintoresco pueblo.

A pesar de todo, decidieron certificarse. El beneficio no ha sido vender su madera a mejor precio sino que han mejorado sus procesos y esto les ha abierto puertas para acceder a otros apoyos de parte del gobierno federal.

En este sentido, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) ha hecho el acompañamiento técnico de esta comunidad hacia y durante la certificación, así como el apoyo económico para lograr sus objetivos. Entre proyectos, eventos y actividades de silvicultura la comunidad ha recibido 3 millones 256 mil pesos.

Los apoyos de los que se han hecho acreedores son:

Certificación de la cadena de custodia

Promotor/a forestal comunitario

Cultivo forestal y manejo de hábitat (maderables)

Caminos forestales

Certificación forestal nacional e internacional (nuevo proceso internacional)

Prácticas en predios con producción maderable

Innovación tecnológica para operaciones silvícolas

Desarrollo de capacidades técnicas y gerenciales para la producción y comercialización 2015

Ferias y exposiciones 2016

Apoyo a la administración, producción y comercialización 2016

 

Ecoturismo, historia y cultura

Además de la madera, el ecoturismo ha sido una de actividades alternas que les ha funcionado muy bien. La idea nació con el objetivo de obtener más recursos, por lo que decidieron construir cabañas que rentan a escuelas, universidades, instituciones, entre otros.

Tienen un área de deportes extremos y un lugar especial para acampar.

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Además, ofrecen conocer tumbas prehispánicas y cuevas con pinturas rupestres que se encuentran en su territorio. Recientemente descubrieron que una de las tumbas tiene una orientación hacia el Este, que quiere decir que colocaron la cabeza de la persona enterrada hacia donde sale el sol y sus pies en dirección a donde se oculta.

Estas tumbas prehispánicas indican que antes de la llegada de los españoles ya había culto a la muerte. Los entierros estaban bien elaborados con paredes y techos de piedra careada, al parecer con una técnica similar a la que emplearon los zapotecas de los Valles Centrales entre 350-550 d.C. durante el clásico temprano de Monte Albán.

Con estos hallazgos es fácil determinar que la comunidad no se ha conformado con lo poco que ya saben.

Recientemente con la ayuda de la Secretaría de las Culturas de Artes de Oaxaca editaron un libro con la historia, vivencias y saberes del pueblo de Macuiltianguis, aunado a esto se contrataron historiadores con el fin de preservar la identidad de la cultura zapoteca.

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Su proyecto consiste en rescatar, preservar y desarrollar la lengua indígena zapoteca que incluye la explicación de sus celebraciones y costumbres, y la traducción ellas, además ofrecen clases de la lengua zapoteca.

De esta manera, Macuiltianguis ha demostrado que un bosque tiente historia, cultura, representa un beneficio a su economía, y todo gracias  a la gente que lo habita.