En una de las entradas de los Viveros de Coyoacán, en la Ciudad de México, se encuentra el busto de Miguel Ángel de Quevedo, conocido en el ámbito forestal como “El Apóstol del Árbol”.

Se le nombró así por sus grandes aportaciones al sector forestal como la creación de estos viveros. Para lograrlo, fue capaz de conseguir la donación de los terrenos que fueron en su momento un rancho llamado “Panzacola”. De esta manera, fundó así, el primer gran vivero forestal de México sostenido por el gobierno.

Ingeniero de profesión y jefe de Departamento Forestal de la Secretaría de Agricultura, Quevedo se enfrentó a la indiferencia de los servidores públicos en los temas ambientales con recortes presupuestales y nulo apoyo para sus proyectos ecológicos, por lo que gestionó sus proyectos con el Presidente de la República en turno, Porfirio Díaz.

No fue su único logro, preocupado de que se estaban secando los lagos que rodeaban a la Ciudad de México y con ello acabando con la biodiversidad, propuso la construcción del desagüe del Valle de México (el “Gran Canal”).

Pero su conocimiento fue más allá, pues hizo referencia de contaminantes que dañaban la salud pública, hoy conocidas como “partículas suspendidas”.

Para mitigar este tipo de contaminación, planto árboles en las afueras de la ciudad y reforestó algunos cerros.

Advirtió que el crecimiento de la capital mexicana y las nulas políticas ecológicas provocarían inundaciones. Sus aportaciones en este tema contribuyeron en gran medida a la disminución de estas afectaciones tan notorias en la primera mitad del siglo XX.

Otros de sus logros fue la formación de pequeños bosques alrededor de las estaciones ferroviarias del país.

Fundó la Sociedad Forestal Mexicana y elaboró la iniciativa de ley que declaró Reserva Nacional al Pedregal.

Hacia el final del Porfiriato aprovechó la moda de París que hablaba de tener zonas arboladas en las urbes, así consiguió que el diseñador del Central Park de Nueva York, Frederick Law Olmsted, colaborara en la construcción de 34 parques urbanos.

En 1926, logró que el Presidente Plutarco Elías Calles promulgara una ley forestal en México.

Amor por la naturaleza

Nacido en una familia acomodada en la ciudad de Guadalajara Jalisco, Miguel Ángel quedo huérfano, siendo aún un niño, quedando así bajo la custodia de uno de un tío canónigo que vivía en Bayonne, Francia.

Al mudarse a ese país, enfrentó una cultura extranjera y a la decisión sobre a lo que dedicaría el resto de su vida.

Su escuela se encontraba cerca de las montañas justo frente a Los Pirineos, la belleza del lugar aunada al interés de sus maestros de combinar el aula con las visitas de campo provocaron en él su interés y a amor a la parte forestal.

Posteriormente ingresó a la Universidad de Burdeos, donde recibió el grado de bachiller en Ciencias en 1883.

Una vez egresado, regresó a México donde aplicó todo su conocimiento y amor por la naturaleza.

Miguel Ángel de Quevedo Zubieta nació un 27 de septiembre de 1862 en Guadalajara, Jalisco y falleció el 15 de julio de 1946 en la Ciudad de México.

Bibliografía:

https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/7919/Miguel%20Angel%20de%20Quevedo

https://www.ecured.cu/Miguel_%C3%81ngel_de_Quevedo_y_Zubieta

https://www.worldcat.org/title/biografia-del-senor-ingeniero-don-miguel-angel-de-quevedo-el-apostol-del-arbol/oclc/50723695