Acudir al bosque para elegir el árbol de Navidad que adornará el hogar durante la temporada es una actividad que se ha abierto paso entre las tradiciones de las familias mexicanas.

Seleccionar, cortar y llevar el árbol a casa se ha convertido en una experiencia integral, se disfruta del paisaje, del aroma del bosque y del contacto con la naturaleza.

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Un día en la plantación forestal se convierte en un día de campo en el que se puede disfrutar de la comida típica de la región donde se encuentre la plantación y de una caminata con vistas espectaculares.

Hay que prepararse con ropa abrigadora, calzado adecuado para andar en el bosque y aditamentos como plástico o cartón para proteger al árbol en el traslado.

Ya en el sitio empiezas con la caminata por los senderos y los riachuelos, en algunas plantaciones se ofrecen paseos a caballo e incluso puedes pasar la noche en alguna de las cabañas que los dueños tienen preparadas para los visitantes.

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Los árboles están listos para ser cosechados, su forma cónica y espesor son el resultado del trabajo de un silvicultor que pasó por lo menos cinco años podando y cuidando cada árbol de su plantación hasta que se alcanza la talla adecuada.

Para transportarlo se coloca en el toldo del vehículo y se cuida que las ramas no queden sueltas para que el follaje llegue intacto.

Al llegar a casa se debe cortar una pulgada del tronco y colocarlo en agua para que dure más tiempo.

Una vez concluida la temporada decembrina, los árboles de Navidad naturales, que dejan de adornar los hogares, continúan un ciclo virtuoso que ayuda al medio ambiente.

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Cada ejemplar se puede convertir en composta que servirá de abono para futuras reforestaciones o emplearse en artesanías, mezclas orgánicas y material para jardinería. Para eso hay que llevarlos a los centros de acopio que serán instalados en los municipios y estados.

Las plantaciones forestales son de gran importancia en el sector forestal con alto potencial económico, ya que permiten a los silvicultores aprovechar sustentablemente sus recursos sin degradar los ecosistemas.

Ayudan a la producción de oxígeno, la captura de carbono, infiltración de agua al manto acuífero, son refugio para fauna silvestre, protegen el bosque natural, disminuyen los índices de deforestación y mejoran el paisaje.

En la Ciudad de México ya inició la temporada de venta de árboles navideños, se dispone de 178 mil árboles certificados de las especies ayacahuite y oyamel para comercializar.

Los precios fluctúan entre los 400 y mil pesos, dependiendo de la talla y especie.

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En la capital del país hay 45 productores, de los cuales el 95% se ubican en la Delegación Tlalpan mientras que el 5% restante se distribuye en las delegaciones Milpa Alta, Tláhuac y Magdalena Contreras.

Las cabañas  están al interior del parque San Nicolás Totolapan, ubicado el kilómetro 11.5 de la Carretera Picacho Ajusco, ahí encontrarás una de estas plantaciones de árboles de navidad, donde podrás realizar también otras actividades como subirte a la tirolesa de 300 metros de largo, conocer la granja didáctica o bien caminar por los senderos hasta llegar al truchero. 

Los puntos de venta y el directorio de los productores de árboles de Navidad 2017 están disponibles en el sitio oficial de la CONAFOR www.gob.mx/conafor/documentos/arboles-de-navidad-directorio-y-puntos-de-venta?idiom=.