Ubicada en los valles centrales del estado de Oaxaca, se encuentra la comunidad de Villa Díaz Ordaz, una población aproximada de 5 mil habitantes zapotecas, lengua que habla el 50 por ciento de la población.

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Abunda la selva baja caducifolia, el bosque de encino y pino en una superficie de 3 mil 500 hectáreas, especies de flora y fauna como copal, maguey, orquídeas, bromelias, hongos, heno, cactáceas, puma, pecarí, coyote, venado cola blanca, armadillo, zorra y tlacuache.

Las principales actividades económicas locales son la agricultura de temporal, el aprovechamiento del bosque y la ganadería al libre pastoreo.

Le siguen el trabajo en la construcción y talleres de artesanías, el resto se dedica al comercio. Antes del aprovechamiento de los recursos naturales se daba de manera irracional y clandestina y se practicaba el pastoreo de ganado en áreas forestales.

Debido a la escasez de agua en la población, los representantes agrarios buscaron financiamiento y subsidios destinados a las áreas forestales.

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“El programa de monitoreo biológico surgió a través de la inquietud de comisariados anteriores, de quienes surgió la idea de que el pueblo necesitaba tener evidencias de lo que realmente se tenía en el bosque, antiguamente los abuelos comentaban que había leones y tigres, pero la mayoría de nosotros lo tomábamos como una fábula”, comenta Urbino Santiago, presidente de bienes comunales.

Hace algunos años se logró certificar áreas comunales y por acuerdo de asamblea se destinó una parte a conservación, con el apoyo de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

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Cuando inició el proyecto, los pobladores no esperaban captar nada en las fototrampas, pero conforme pasaba el tiempo empezaron a ver que los abuelos tenían razón y que aquellos que llamaban leones eran en realidad los pumas y a los que llamaban tigres, sabemos que son jaguares.

Tienen avistamientos muy frecuentes de felinos, cinco de las seis especies catalogadas para México: jaguar, puma, tigrillo, jaguarundi y lince.

En Villa Díaz Ordaz no tenían conocimiento de los atractivos turísticos de su región, ni contaban con apoyos para el cuidado de los recursos naturales, por lo tanto al desconocer la importancia de la preservación de los mismos, no le daban el valor que merecían, su prarticipación era muy escasa, se limitaban a la limpia del lindero.  

Los caminos forestales no estaban habilitados y por la falta de acceso a lo profundo del bosque no podían creer que tuvieran esa diversidad de animales.

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A partir de esas inquietudes, decidieron hacer el centro de interpretación ambiental dirigido especialmente a los niños, hoy son más los adultos que van a visitarlo.

“Un animal del bosque es muy valioso, es una muestra de que nuestro monte está en buenas condiciones”, refiere David Miguel Juan, secretario de bienes comunales.

La constante capacitación a los comuneros, promovió que se destinara voluntariamente a la conservación 3 mil 144 hectáreas, con base en el Plan de negocios para desarrollar actividades de ecoturismo en el paraje Danii-Idoo.

Actualmente, el proyecto se encuentra en su primera etapa con la construcción de la caseta de acceso, en proceso está la construcción de una caseta de descanso y un mirador.

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“Hemos aprendido el significado de muchas palabras nuevas para nosotros, porque no entendíamos eso del calentamiento global, el cambio climático y nos damos cuenta por la escasez de lluvias. Anteriormente caían abundantes en una temporada específica, hoy llueve en cualquier época del año y sin continuidad, entonces la gente que se dedicaba al campo ya no puede sembrar ni cosechar en los tiempos que acostumbraban, hoy sabemos que todos esos cambios son por el calentamiento global y por el cambio climático”, finalizó Urbino Santiago, presidente de bienes comunales.