En un día de trabajo se arriesga a sufrir quemaduras, a caer en pendientes pronunciadas, a la picadura o mordedura de animales venenosos, a ser golpeado por rocas y sufrir deshidratación.

“Tengo que ser fuerte en todo sentido porque las jornadas de trabajo son tan extensas que la mente puede llegar a vencerte”, aseguró Pablo Chávez Carrillo, combatiente de Colima.

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Con nueve años de trayectoria en el combate al fuego, Pablo sabe que un incendio forestal de gran magnitud, aunado al cansancio físico, puede provocar tensión emocional que lo hace susceptible de cometer errores.

“Además de cuidar de mí mismo en cuanto a descansos y alimentación, me debo mantener mentalmente orientado, comunicarme con mis compañeros y estar al pendiente de síntomas o señales de tensión que puedan dificultar las labores”, comentó Pablo.

El trabajo en equipo y un ambiente sano son elementos importantes para tener claridad mental y enfrentar los peligros del fuego.

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La agilidad física es otro componente; para caminar sobre terreno difícil durante largas horas hasta el sitio del siniestro y abrirse paso entre la vegetación con rapidez, puede  ponerte a salvo.

 “La labor no es sencilla, el trabajo con herramientas pesadas y que frecuentemente se realiza en zonas altas donde el oxígeno es más escaso, resulta difícil”, compartió Pablo.

Aunque no existe un tiempo determinado para considerarse un experto en el combate de incendios, Pablo César asegura que la experiencia es fundamental para realizar mejor el trabajo.

Durante su trayectoria, ha recibido capacitación básica y cursos especializados como el referente al equipo estatal de manejo de incidentes, uso efectivo del agua y del GPS para el levantamiento de polígonos en áreas siniestradas.

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Tiene una licenciatura en Educación Física y una especialidad en Ciencias del Ambiente en Gestión y Sustentabilidad, para Pablo todo abona, su formación profesional le ayuda a ver el entorno ambiental desde diferentes perspectivas.

Como combatiente de incendios forestales cuenta con el equipo adecuado para su seguridad personal, se capacita en técnicas de manejo del fuego y se mantiene en constante entrenamiento físico.

Terminar una jornada en campo y salir bien librado después de varias horas, e incluso días de permanecer en la línea de fuego es ganancia, definitivamente no es un trabajo para cualquiera.

“Igual que para muchos compañeros, la labor de combatiente se ha convertido en una pasión más que un trabajo. Tenemos buen nivel, somos eficientes, profesionales y disciplinados, somos duros y todoterreno”, finalizó Pablo.

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En cada día de trabajo exponen su vida y se arriesgan a sufrir daños o secuelas. A pesar de la preparación y el entrenamiento físico, estar de frente al fuego les recuerda la fragilidad humana.

Hoy, Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales, se recuerda al personal caído en el ejercicio de tan noble labor. Su origen se remonta a 1998, cuando cinco elementos perdieron la vida durante un incendio.

Esta fecha nos invita a reflexionar sobre el valor y la preparación que requieren los combatientes para enfrentar el día a día en tan noble labor.