Aunque dentro del ecosistema llamado matorral xerófilo crecen especies forestales altamente productivas e importantes para la población en general, las zonas áridas y semiáridas son de los ecosistemas menos valorados y de los más sensibles ante fenómenos como el cambio climático o los incendios forestales.

Por esta razón en 2015 la Comisión Nacional Forestal lanzó el Proyecto de Desarrollo Sustentable para las Comunidades Rurales de Zonas Semiáridas (Regiones Norte y Mixteca) (PRODEZSA) con el financiamiento del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y Fondo Fiducidiario Español para la Seguridad Alimentaria (FFSA).

El programa opera en Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Durango, Guerrero, Hidalgo, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas.

En estas 13 entidades el programa tiene como objetivo que la población indígena y rural de las zonas semiáridas en las regiones Norte y Mixteca incrementen sus ingresos y empleo.

El proyecto tiene como prioridad fortalecer el tejido social mediante su organización y con ello que incremente los negocios rurales en las regiones forestales.

Para conseguirlo se ha trabajado en la capacitación, en el fomento de actividades con principios de sustentabilidad e impulsa el acceso a mercado y negocios rurales.

En esta segunda parte del blog te dejamos otras cinco especies de zonas semiáridas, de las cuales, las personas que viven en estas zonas las recolectan y que con el proyecto se ha trabajado para hacer un uso responsable de las especies.

1. Orégano.  Durante la mayor parte del año, esta planta se observa solo como unas ramas secas en medio de tierras áridas, pero cuando llega la lluvia nacen sus hojas, que son apreciadas para algunos platillos típicos mexicanos como el menudo o el pozole. La gente del campo se dedica a recolectarlas para su venta. Algunas comunidades ya siembran, recolectan y transforman.

Por ejemplo en Zacatecas, la producción de orégano es una de las cuatro principales en el país, lo que la convierte en una actividad económica importante para las familias de zonas áridas y semiáridas en la entidad.

O en Tamaulipas donde una empresa familiar ya elabora productos naturales como ungüentos, emulsiones, jabones, cremas y mascarillas faciales, a base de aceites esenciales del orégano. 

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2. Damiana. Es una planta aromática que crecen en las zonas más secas. De sus hojas se hace té. En algunos casos la usan para fabricar bebidas energizantes, además de que es una bebida  refrescante. También se elabora un licor con sus hojas.

La flor es amarilla, de cinco pétalos y es concurrida por los polinizadores como las abejas.

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3. Chile piquín. El fruto de esta planta sigue siendo considerado un producto forestal no maderable, y esto sucede porque a diferencia de otros chiles, su  domesticación no se ha popularizado. Casi el 100% es de origen silvestre.

Este chile al ser consumido no causa ardor, ni acidez en el estómago, puesto que no contiene pesticidas ni fertilizantes. 

Al igual que otras plantas que crecen en las zonas más secas, es después de las lluvias cuando nace gran cantidad de chiles y las poblaciones rurales se dedican a recolectarlo.

Curiosamente dependiendo del agua que recibe a través de la lluvia además del tipo de suelo, la altura  determina el picor que tendrá.

Los principales estados productores son Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.

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4. Lechugilla: La lechuguilla pertenece a la familia de los agaves y de sus hojas la gente de las comunidades rurales ha fabricado una fibra que se considera de las más resistente del mundo.

Se usa para hacer cordelería, broches, cepillos, escobas y más.

En el mundo se le conoce como Tampico Fiber ya que desde los años 30 y 40 del siglo pasado la fibra que se exportaba a otros países salía  desde el puerto de Tampico. 

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5. Pitaya: Solo después de las lluvias el pitayo florece y da el fruto de la pitaya. Este fruto solo crece dos meses en todo el año y en algunas especies, el tiempo de maduración del fruto es muy acelerado, de menos de 24 horas.

Algunas comunidades como Sinaloa lo recolectan y lo congelan para después hacer galletas, mermeladas, postres y otras cosas.

Dicen los habitantes de estas zonas que para que un pitayo de su primera fruta pasan más de 50 años, por eso, ellos cortan “los brazos” de la cactácea y los plantan, con ello aceleran el proceso de fructificación.

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