Realizados a partir de metales reciclados nacen los cuchillos del desierto,  que se han convertido en un emblema de Baja California Sur por su belleza y por ser el sustento económico para las familias de una región árida que no sirve para la agricultura ni la ganadería, por las condiciones hostiles del terreno.

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Adán Higuera Higuera aprendió la técnica de forjado de metales de su abuelo y su padre. Tiene 45 años y sabe transformar las suspensiones de automóviles viejos, que son forjadas al rojo vivo, en filosos cuchillos.

"Se siente bien porque de alguna manera sabes hacer la artesanía y sacas para comer; esa es una ventaja. Mi abuelo decía que el saber no estorbaba", relató Adán.

Forja de tres a cuatro cuchillos al día en su taller, algunas veces las piezas con acabados más finos pueden demandar una jornada completa de trabajo.

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La técnica de los herreros de Las Ánimas consiste en aplicar calor al metal con carbón y dar forma con estratégicos golpes de yunque. Al final elaboran un diseño de caracoles, sello característico de este producto artesanal.

"Para poder trabajar el acero tiene que estar al rojo vivo porque así en frío no se puede, tampoco lo puedes dejar pasar de ahí porque se te quema. Hay que formarlo a puro martillazo", explicó Adán.

Edgar, su hijo de 13 años, sigue sus pasos en la elaboración de los cuchillos. Por el momento se encarga de las fundas de las piezas y espera aprender el oficio de su padre.

La producción de los cuchillos lleva dos generaciones, en Las Ánimas las familias no explotan los recursos naturales.

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En 2012, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) en coordinación con el Ayuntamiento de La Paz, la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), la Comisión  Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el Gobierno del Estado y la Asociación de Historia Natural Niparajá A. C., apoyaron la creación de un Ordenamiento Territorial Comunitario (OTC) en Las Ánimas, una herramienta para detonar o desarrollar proyectos  en la comunidad.

A fin de asegurar el buen estado de sus recursos naturales, mediante este ordenamiento se establecieron las actividades que se podían hacer en la zona: herrería artesanal, talabartería y producción de textiles, dulces y quesos.

Con el apoyo de la CONAFOR se erradicó una planta epifita en 41 hectáreas en la región de Las Ánimas, que incluye los palmares de La Soledad, Las Ánimas, Primer y Segundo Bosque, Ángel de la Guarda y La Purificación.

También se instalaron estufas ahorradoras de leña para 250 beneficiarios y se estableció un vivero comunitario, que actualmente produce 10 mil plantas de palo blanco, que es utilizado con doble fin: la reforestación y el aprovechamiento de su corteza para el curtido de pieles.

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En esta región es imposible depender de los recursos naturales, la forjadura de dagas y cuchillos brinda a esta comunidad, en una región de aridez y poca disponibilidad de agua y recursos forestales maderables, la posibilidad de emplearse en un oficio amigable con el medio ambiente.

En Baja California Sur existen 20 herreros artesanales en la Sierra La Giganta, que mantienen viva esta tradición.

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Los cuchillos y otras artesanías se comercializan en mercados de las comunidades cercanas y en La Paz, donde según las características de la pieza los precios oscilan entre 5 y 100 dólares.

Debido a su fama y su calidad, es común encontrar los cuchillos del desierto en los hogares de Baja California Sur.