En el laboratorio se trabajan con las porciones de las hojas, tallos o raíces de árboles seleccionados por sus cualidades genéticas y físicas, ubicados en las Unidades Productoras de Germoplasma Forestal (UPGF).

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Estos segmentos de las plantas son utilizados para multiplicar de forma masiva especies forestales que se encuentran bajo protección, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM- 059- SEMARNAT- 2010, como el cedro y la caoba.

En el Centro de Acopio y Valoración de Recursos Genéticos Forestales (CAVRGF), ubicado en Mérida, se almacenan y se realiza la evaluación física y fisiológica de semillas que se utilizan para la producción de especies forestales que llegarán a los viveros de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

Estas semillas, que permitirán el mejoramiento genético de las plantas, son recolectadas de árboles que poseen cualidades físicas y genéticas sobresalientes, denominados plus y que se encuentran en la región.

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Son ocho semillas de distintas especies nativas de la Península de Yucatán que se valoran dentro del CAVRGF: caoba (Swietenia macrophylla king), ciricote (Cordia dodecandra), ramón (Brosium alicastrun), huano (Sabal japa), parota (Enterolobium cyclocarpum) y maculis morado (Tabebuia rosea), roble (Ehretia tinifolia), cedro (Cedrela odorata L.)

Una vez que han desarrollado los análisis físicos y fisiológicos, se trabaja en el período de almacenamiento, el cual depende del grado de humedad de cada una de las especies que se dividen en recalcitrantes, intermedias y ortodoxas.

"A mayor grado de humedad menor es el tiempo de almacenamiento y a menor grado de humedad mayor es el tiempo de almacenamiento", explicó Luis Gerardo Herrera Tuz, responsable del centro.

Las recalcitrantes son las semillas que con un período corto de secado y maduración, por lo que deben ser almacenadas entre uno y dos meses. En esta categoría se encuentran las plantas ramón y maculis.

En el caso de las intermedias, como la caoba y el ciricote, pueden estar entre 12 y 18 meses almacenadas, mientras que las ortodoxas como el cedro pueden estar resguardadas a partir de 12 meses y hasta 10 años.

En los diferentes periodos, las semillas que se utilizarán para producción dependen de las condiciones climáticas.

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Durante el almacenamiento se les aplican fungicidas para obtener un mayor grado de conservación, posteriormente son ingresadas a un cuarto frío, en el que se establecen a cinco grados centígrados, con el objetivo de mantener estable la entrada de oxígeno que absorben.

Este centro, que es el único de su tipo en el país, es capaz de almacenar de 100 kilogramos hasta dos toneladas de semilla al año.

También resguardan material genético de árboles de teca y melina que, aunque no son especies endémicas de México, son consideradas prioritarias por sus características de desarrollo y el valor de su madera.

"En el laboratorio hacemos análisis de pureza y pruebas de germinación, con los trabajos que realizamos garantizamos la producción de plantas y posteriormente su entrega a los programas de reforestación que tiene la CONAFOR", explicó Luis Gerardo Herrera Tuz, responsable del centro.

Las prácticas que se llevan a cabo en el centro garantizan la calidad de las semillas y posteriormente la sobrevivencia de las plantas en los viveros.

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Yucatán es un sitio estratégico del sureste de México para la producción de especies forestales, utilizadas en los programas de reforestación en esta región.

Con la semilla de calidad superior incrementan las posibilidades de sobrevivencia de las plantas en los viveros para después llegar al sitio de reforestación en bosques y selvas de Yucatán, Quintana Roo y Campeche.