Los canales de Xochimilco ubicados al sureste de la Ciudad de México ofrecen un paseo por el pasado lacustre de la gran urbe, cuando la agricultura prehispánica se realizaba entre caudalosos manantiales y ríos, que hoy están casi desaparecidos.

Los pobladores aún conservan el sistema que tenían los aztecas de uso de las chinampas para cultivar flores y verduras para el autoconsumo y mercado local, lo que lo hace atractivo para los turistas locales y extranjeros, al igual que sus mariachis, flores y los paseos en trajinera que ofrecen.

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Xochimilco fue declarado en 1987 Patrimonio Cultural de la UNESCO, debido a las tradiciones que mantiene y a los servicios ambientales que brinda.

Sus habitantes saben que para mantener sus raíces culturales es primordial conservar al 100 por ciento el ecosistema, por lo que se acercaron a la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) para gestionar apoyos y realizar diversas acciones de rehabilitación.

Este año, la CONAFOR asignó 3 millones 27 mil pesos para la conservación de las chinampas, reforestación con establecimiento de cinco mil árboles de la especie ahuejotes y la limpieza de los canales.

Estas actividades que se harán en 85 hectáreas, han dado empleo temporal desde mayo y hasta diciembre a 140 habitantes de Xochimilco, quienes realizarán las tareas de la primera parte del proyecto.

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“Antes de que salga el sol ya estamos en los canales para retirar el zacate y el lirio acumulado que los obstruyen, para posteriormente poder desazolvarlos”, explicó José Caputitla Ramírez, productor de la zona chinampera.

Los ejidatarios se apoyan con redes de cuero que soportan el peso del lodo, las cuales sumergen en el agua para extraerlo, ya que también obstaculiza la corriente de agua.

La reforestación es la tarea que continúa tras haber realizado el mantenimiento de los canales y una de las más importantes del proyecto, ya que permitirá preservar el ahuejote, especie que ha predominado y dado la fisionomía de paisaje lacustre a Xochimilco, durante siglos.

El ahuejote, cuya principal característica es soportar el peso del agua, se produce sobre las mismas chinampas, donde una vez que han salido sus raíces estarán listos para ser plantados a su alrededor.

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“Se corta una vareta de 30 centímetros que se coloca en los chapines que son pequeños cuadros de tierra donde germinan las semillas, tenemos que esperar a que salgan las raíces y a que tengan la altura suficiente para ser distribuidos alrededor de la chinampa que se establecerá sobre las raíces del ahuejote”, comentó José Caputitla.

Para esta primera etapa, la tercera parte de los habitantes empleados son mujeres, quienes se dedican a coser hasta 200 geocostales diarios.

Los geocostales son rellenados con el lodo que se ha sacado de los canales para colocarlos alrededor de las chinampas y evitar el deslave de la tierra.

“La primera parte del proyecto inició en mayo de este año y concluirá en diciembre, durante los dos años siguientes se realizarán labores mantenimiento, como la limpieza de los canales y la reposición del arbolado que no haya sobrevivido”, dijo Isidro Flores González, director general de Planeta, Biodiversidad y Sociedad, A.C, asociación que gestionó los recursos.

Los habitantes esperan que en 2019 y 2020 puedan mantener 20 empleos directos por año.