En un suelo empobrecido y erosionado por actividades agrícolas en San Jerónimo Jacales Durango, la organización de los ejidatarios fue la clave para la recuperación de 116 hectáreas de bosque de pino.

El ejido se encuentra en la parte alta de la cuenca del Río Nazas, en el municipio de Canatlán, hasta hace cinco años el suelo se encontraba deteriorado y parecía imposible que los árboles plantados lograran sobrevivir.

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En temporada de lluvias el suelo no retenía agua y las plantas no crecían. Los ejidatarios ocasionalmente reforestaban, pero no participaban todos.

Con la asesoría de los técnicos forestales, empezaron a recuperar los suelos y a reforestar con la especie pino real (Pinus engelmannii), en una extensión de 116 hectáreas.

Durante un mes y medio colaboraron todos los ejidatarios, incluidos niños, mujeres y ancianos, que lograron establecer 140 mil 360 nuevos árboles, que a la fecha ya alcanzan más de un metro de altura.

La organización fue fundamental, pues a pesar de ser 41 miembros y de que son largas jornadas de trabajo, su esfuerzo por la conservación de su único patrimonio los impulsó a seguir adelante.

Comenzaron con la instalación de un cerco para que los animales no entren a la zona reforestada y pisen los árboles, después deshierbaron la zona reforestada para que el árbol crezca más rápido y en caso de un incendio, no se propague tan fácilmente.

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Otras acciones que les permite a los habitantes actuar rápidamente en una contingencia es la construcción de bordos para que el agua de lluvia se vaya quedando en la zona boscosa, se retenga más la humedad y aumente la supervivencia de los árboles.

Finalmente se realizaron brechas cortafuegos, mucha gente ignora que, en caso de que se presente un incendio en los bosques, son los mismos habitantes del lugar quienes combaten el fuego coordinados por especialistas en manejo del fuego de la CONAFOR y otras dependencias.

Con la rehabilitación del bosque, han reaparecido especies de animales que no se habían avistado en la zona, como venados, conejos y algunas especies de pájaros.

Martín Díaz, expresidente del comisariado ejidal, recuerda que en la época de reforestación convivió todo el ejido, se volvió una familia.

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“Este proyecto es fuente de empleo para todos, hay para comer. Esto que estamos haciendo es para nuestros hijos y para nuestros nietos", comentó Martín.

Con proyectos de restauración no solo se consigue la mejora en la calidad de los bosques y sus suelos, también la de los habitantes, que se muestran dispuestos a escuchar otra forma de gestionar sus recursos naturales, dando paso a la tecnología y el desarrollo, ampliando la visión de conservación y aprovechamiento sustentable.