BAJA CALIFORNIA: El asesinato del Capitán Hanson y el tesoro escondido

Jacob B. Hanson, ex militar originario de Noruega, llegó a Baja California en la segunda mitad del siglo 19 y se enamoró de los paisajes de la Sierra de Juárez y de la hoy llamada, en su recuerdo, Laguna Hanson.

Hanson adquirió terrenos y estableció un rancho con el objeto de criar ganado de calidad. Al paso de los años acumuló una fortuna que enterró en un lugar secreto dentro de su propiedad, por no existir en la zona bancos donde depositar su dinero.

En julio de 1885, Hanson se dirigía a San Diego a bordo de una calesa, al parecer llegó al poblado de Campo… y nunca más se supo de él. Se especuló que fue asesinado por forajidos para robarle su fortuna.

Durante mucho tiempo, en los terrenos de Hanson fueron detenidos ladrones en busca del tesoro escondido. La propiedad de Jacob B. Hanson fue materialmente destruida por buscadores furtivos de la supuesta riqueza enterrada, pero nunca nadie admitió haberla encontrado.

Hoy en día, la Laguna Hanson es considerada un tesoro natural de Baja California, y muchos todavía creen que la fortuna de Hanson sigue enterrada entre los peñascos y pinos de la Sierra de Juárez.

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Fuente: Seminario de Historia de Baja California.

BAJA CALIFORNIA SUR: La Ahorcadita
Esta historia sucedió en 1827 cuando una mujer embarazada, de nombre Martina,  fue golpeada con un metate (piedra con que se muele maíz) por su suegra y su esposo. Murió por ello acusada de haber sido infiel. 
Al percatarse de que la habían asesinado, la envolvieron en un cuero de vaca, la llevaron arrastrando hasta un lugar que se encontraba completamente solo, la colgaron de árbol e hicieron creer a la gente que se había suicidado. 
Con lo que no contaban los infames asesinos era con el hijo de Martina, un pequeño niño con retraso mental que había visto todo lo ocurrido. Cuando llegó la policía a investigar a su casa,  contó toda la verdad, quedando así expuestos los asesinos de la mujer. 
Cuentan que alrededor del árbol en que colgaron a la mujer nacieron cuatro pequeños árboles que nunca crecieron y que representan los cuatro meses de su embarazo. 
Se dice que hoy muchas mujeres que no pueden lograr un embarazo visitan el lugar para pedirle el milagro y, al rezar por el bebé que falleció, lo logran al poco tiempo. 

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CAMPECHE: El Huay Kékén (cerdo embrujado)

Hace unas décadas en la selva del municipio de Tenabo, Campeche, existían personas que solían hacer rituales malignos, como invocaciones al diablo, girar nueve veces sobre su propio eje al filo de la media noche para convertirse en animales.

Alrededor de las 22:00 horas, los jóvenes se reunían con sus amigos para irse de fiesta  y al sonar el último campanazo característico de la media noche todo terminaba, porque un animal muy grande y distinto a los marranos comunes, interrumpía la diversión con su espeluznante grito que penetraba en los oídos y hacía que los corazones se aceleraran.

Un día, dos jóvenes tomaron unas piedras y antes de la media noche se treparon en un árbol que se encontraba por el camino en donde el cerdo cruzaba para apedrearlo; al ver que el animal se aproximaba, le arrojaron los proyectiles, por lo que la bestia echó a correr entre los arbustos.

Los jóvenes pensaron que se habían librado del ser diabólico, sin embargo la noche siguiente regresó. Los ancianos del pueblo les recomendaron comprar cartuchos y  marcarlos con una cruz y por la noche colocar tres proyectiles en su carabina para tirar a matar cuando lo vieran; y así lo hicieron; los muchachos siguieron el rastro de sangre, pero desapareció entre el monte.

Al ir a desayunar a una fonda, los jóvenes se enteraron por una vecina, que el brujo del pueblo apodado "Cobá", había muerto por heridas de bala en la costilla y espalda. Desde ese momento, los muchachos supieron quién era la persona que se convertía en un cerdo gigante, para acechar y asustar a la gente.

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CDMX: La Peña del Diablo

Se dice que en el paraje de la Peña del Diablo aparece entre los árboles una figura humana de color oscuro, llena de escamas, con una cola como de rata y con una lengua roja, muy larga.

Según cuenta José Luis Quezada Cuevas, combatiente de incendios forestales y jefe de brigada en Cuilotepec, no siempre puedes verlo porque se mimetiza entre los troncos y las ramas.

“De pronto sientes como tu cuerpo se eriza, su lamento es un chillido como de un bebé -así lo contaban los grandes-, aquí en el pueblo se escuchan muchas historias.

“Pero un día al estar con mi hijo en el bosque, cortando leña, sentí como comenzaron a caer hojas y algunas varitas, enojado le dije a mi niño que no era momento de jugar, que necesitábamos trabajar para llevar leña a casa. Quince minutos después, mi niño estaba quietecito y nada que hablaba, cuando lo miré estaba pálido y asustado.

“Me contó cómo aquel ser maligno del que hablaban los abuelos estuvo ahí entre los árboles.

Luego de la aparición los habitantes del pueblo colocaron una virgen en el lugar.

(Testimonio de José Luis Quezada Cuevas,  Jefe de brigada del campamento de Cuilotepec)

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CHIHUAHUA: La Leyenda de Rafailillo

En Guadalupe y Calvo, municipio enclavado en la baja tarahumara,  la minería era el oficio del que vivían sus habitantes. Era tal el auge con la extracción de oro y plata que se instaló ahí una casa de moneda por el año de 1843.

En un pueblo llamado La Encerradora, del que hoy solo quedan ruinas, había una mina de la cual se trasladaba oro a esa casa de moneda. El  recorrido  tenía que hacerse a pie o a lomo de bestia durante varios días.

Cuenta la leyenda que un bandido codicioso,  apodado El Indio Rafailillo  asaltaba a cuanto grupo intentaba llevar el oro a su destino y, armado con machete, despojaba del precioso metal a quienes encontraba a su paso, huyendo a caballo para esconderse en una cueva.

Rafailillo acumuló riqueza en esa cueva; hasta que un día, un niño le tendió una trampa: le pidió subir a su caballo y lo apuñaló por la espalda causando su muerte al instante.

Ahora, dicen, el ánima en pena y con sed de venganza de El Indio Rafailillo  se aparece por las veredas de Baborigame y la Encerrada, protegiendo el camino a la cueva y asustando a todos los que pasan cerca. 

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