En las zonas forestales existe una gran riqueza de especies que se pueden aprovechar de manera sustentable.

Aunque la madera es uno de los principales productos que se extrae de las zonas forestales, hay otros que también se obtienen de ellas y que son necesarios en la vida de las personas: los productos forestales no maderables.

Los usamos en nuestra vida diaria y tienen una gran cantidad de usos: son comestibles, ornamentales, farmacéuticos, industriales, también se utilizan para  fabricación de artesanías y en la construcción.

Por ejemplo, en el hogar se emplean limpiadores que están hechos con derivados de resina de pino, aromatizamos nuestras casas con incienso de copal y en la época navideña usamos figuras de vara perlilla, arbolitos naturales y adornamos los nacimientos con heno y musgo.

En la cocina, muchos platillos se condimentan con orégano de monte y algunas bebidas se endulzan con miel, durante el verano nos refrescamos con una tuna o una pitaya. Todos estos productos provienen en su mayoría de zonas forestales.

Las comunidades rurales pueden comercializar estos recursos renovables y así obtener algún ingreso económico.

Al igual que la madera, requieren de un manejo especial para que el proceso de aprovechamiento no afecte la diversidad y el funcionamiento del ecosistema al que pertenecen.

Su aprovechamiento está ligado estrechamente a los conocimientos tradicionales de las comunidades, pues en su recolección participan todos los integrantes de la familia, lo que permiten la transmisión de conocimientos de una generación a otra.

Al adquirir estos productos contribuimos a la economía de los habitantes de comunidades rurales, y colaboramos en la preservación de sus tradiciones.

En cada tipo de ecosistema se pueden encontrar productos forestales no maderables.

De los bosques templados se extraen resina de pino, heno, raíz de zacatón, vara perlilla y se cultivan árboles de Navidad.

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Vainilla, bambú, coyul, hule, hojas de palma de guano, chicle, plantas ornamentales y forrajes, entre otros son obtenidos de las selvas.
 

De las zonas áridas y semiáridas se aprovechan el mezquite, cortadillo, sotol, candelilla, lechuguilla, chile piquín, pitaya, tunas, nopal, orégano de monte, agaves para fibras textiles, cactáceas ornamentales, entre otros.


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Respaldo a las comunidades

Actualmente, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) apoya a las comunidades para fomentar la producción, diversificación, proceso y comercialización de productos forestales no maderables.

Los trabajos consisten en destinar recursos para el fortalecimiento de comunidades rurales e indígenas a través de subsidios que permitan volver más eficientes, diversos y disponibles para el mercado los productos forestales no maderables.

Por ello se promueven capacitaciones de técnicas de recolección y de regeneración de los recursos, aplicaciones tecnológicas para el proceso de materiales o apoyos para conectar a los productores con los consumidores finales y de esta forma acortar la cadena de comercio.

Así, las comunidades pueden mejorar su capacidad productiva y reducir el rezago económico, evitando la migración y el cambio de uso de suelo.

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