Pensó lo peor. Ricardo Martínez Pérez  se observó en medio de un incendio, a distancia de sus compañeros  y lastimado de una pierna.

El 8 de abril, el combatiente de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) atendía un incidente en el Cerro de Caracha en Uruapan, Michoacán, cuando tuvo que enfrentar una situación que puso en riesgo su integridad.

“Ya estábamos por salir del incendio y me tocó cuidar el contrafuego como último hombre y me di cuenta de que había muchas pavesas (fragmentos ligeros de material incandescente)  rodando por el suelo, me quedé un poco atrás para asegurar a mis compañeros. Un tronco rodó y me pegó en la pantorrilla y eso hizo que me rezagara más.

“En una pendiente, el viento avivó el fuego y no pude subir al ritmo de mis compañeros. Las pavesas no solo rodaban sino que las veía sobre mi cabeza. No alcancé la brecha de salida”, relató Martínez Pérez.

Acorralado, decidió buscar refugio pues no había tiempo para cavar un área de seguridad, una de las medidas que se aprenden desde la capacitación básica en manejo del fuego.

“Brinqué las llamas y busqué un lugar quemado, decidí aguantar la radiación del fuego. Me quedé ahí, vi que no traía mi guante y vi cómo mi mano comenzó a sufrir quemaduras al igual que mi cara”, dijo Ricardo de 28 años de edad.

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Ha trabajado en la dependencia federal desde hace cinco años. Esta es, por ende, su quinta temporada de incendios forestales.

“Me acordaba de mi familia y eso me obligó a aguantar la radiación durante unos 30 minutos y el humo otros 30. Luego de una hora pude bajar a la brecha con mis compañeros aunque no sentía mis piernas”, dijo.

Ricardo sufrió quemaduras de primer grado en una mano y en las mejillas, lesiones por las que ya se recupera en casa con su familia.

Todo combatiente forestal es capacitado por la CONAFOR en planificación, organización, medidas de seguridad y operación en el combate de incendios forestales.

En el curso, práctico y teórico, aprenden el comportamiento de un incendio, trabajos de prevención física de los siniestros como guardarrayas y líneas negras, así como acciones de manejo del fuego.

“Ya vi que no me hizo nada la lumbre, me di cuenta de que estamos capacitados y de que sabemos enfrentar al fuego. ¡Que venga el que sigue!”, exclamó.

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