Junto con la radiación solar, el suelo es fuente y sustento de la mayor parte de la vida terrestre. Sin embargo, a pesar de ser uno de los recursos naturales más valiosos, es también de los más ignorados.

En el suelo se producen los alimentos, el agua dulce y, junto con los bosques, secuestran grandes cantidades de carbono.

Es en él donde comienza la cadena alimenticia pero cuando la contaminación lo alcanza, los tóxicos pueden seguir el mismo camino que los nutrientes pasando por las plantas y los animales, hasta llegar al ser humano.

Por eso, “Sé la solución a la contaminación del suelo” es el lema 2018 en el Día Mundial del Suelo, que se conmemora cada 5 de diciembre.

Esta celebración, designada por la Organización Mundial de las Naciones Unidas, hace un llamado para tomar conciencia y emprender acciones para detener el daño causado a este recurso natural no renovable.

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¿Qué lo contamina?

Cuando se habla de suelos contaminados por lo regular se piensa en derrames de químicos o en basureros, pero existen otras formas de contaminación más comunes que pasan desapercibidas.

Por ejemplo, el uso irresponsable de fertilizantes y las malas prácticas agrícolas cambian la composición, estructura, cantidad y calidad del suelo, aunado a los pesticidas que están diseñados para eliminar hierbas o insectos considerados plagas.

Los incendios forestales también generan toxinas por combustión de la vegetación, que además de contaminar el aire, también afectan los suelos forestales.

La minería irresponsable es otra fuente de contaminación pues libera gran cantidad de sustancias tóxicas, entre ellas metales pesados como plomo, cromo, cadmio, mercurio, zinc, arsénico, manganeso, cobalto, estaño, selenio y talio.
 

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Descontaminemos los suelos

Existen prácticas que pueden retrasar e incluso revertir la contaminación y la pérdida del suelo.

Las buenas prácticas de agricultura, la creación de composta en casa para reducir los residuos que llegan a los basureros, disponer correctamente en centros de acopio la basura electrónica y baterías, reducir el consumo de plásticos y prevenir y reportar incendios forestales, son algunas acciones que ayudan.

En campo, la reforestación y otras técnicas como la construcción de barreras de piedra acomodada, zanjas bordo y terrazas de formación sucesiva para la retención de agua permiten recuperar suelos empobrecidos o contaminados.

Especies forestales no maderables como el mezquite o algunos agaves funcionan como excelentes reparadores de suelo por lo que se utilizan para la formación de barreras vivas.

Conservar y aprovechar sustentablemente los bosques también ayuda a los suelos, pues los árboles los protegen de la erosión causada por el agua, ya que actúan como un “paraguas” al disminuir la velocidad con que la lluvia cae.

Esto permite que se absorba el líquido, evitando corrientes que barren el suelo hacia las partes bajas de las cuencas.

Los árboles y toda la vegetación forman una barrera que lo protege de la erosión del viento, la sombra evita que la fuerte radiación lo deje estéril y las raíces funcionan como una red que lo retiene.

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La ONU utiliza el hashtag #StopSoilPollution para recordar la importancia de cuidar el suelo si se desea alimentos saludes y nutritivos sin poner en riesgo a los ecosistemas.

Más información en: http://www.fao.org/world-soil-day/es/