El Pseudotsuga menziesii es una conífera sobreviviente a las glaciaciones y aunque se produce para venderla como Árbol de Navidad, en forma silvestre solo hay unas pocas poblaciones en las partes más altas y frías de México.

El cambio climático y otros factores lo han hecho vulnerable a la extinción.

En caso de que esto ocurra, ésta y otras 187 especies ya se encuentran resguardadas en el Centro Nacional de Recursos Genéticos (CNRG) ubicado en Tepatitlán, Jalisco, donde existe una colección de árboles como ahuehuetes, cedros, pinos, entre otros, considerados de interés ya sea porque están en peligro de extinción, son endémicos o tienen importancia cultural.

Estos árboles podrán cubrir necesidades de individuos mejor adaptados a las condiciones actuales, disponibles para reforestar, así como garantizar la existencia del material vegetal para futuras generaciones.

Para lograrlo, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) junto con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) desarrollaron el mega proyecto Fomento y operación del subsistema de recursos genéticos forestales dentro del CNRG.

Con una inversión de 36 millones de pesos, se labora en este proyecto con cinco componentes: una Colección Nacional de Recursos Genéticos Forestales, un Arboretum con fines educativos, una biofábrica para reproducir plantas, el desarrollo de protocolos de conservación a mediano y largo plazo del germoplasma forestal y estudios de ADN para garantizar que las accesiones tengan suficiente diversidad genética.  

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Un buen tipo

La altura, el diámetro, un fuste recto, una copa ancha, la edad, que no tenga plaga o enfermedades,  son algunos de los criterios que se usan para seleccionar árboles forestales de especies prioritarias.

El mejor árbol se le denomina “tipo” y servirá de modelo para clasificar a todos los individuos de su alrededor.

Una vez identificado este árbol se hace una ficha con la referencia geográfica, fecha, tipo de vegetación, altura sobre el nivel del mar, entre otros.

Se recoleta su semilla y partes vegetales que en conjunto se le llama accesión.

Posteriormente se ingresa al CNRG, donde actualmente la CONAFOR ya incluyó 2,675 accesiones.

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Larga vida

A las semillas que son capaces de sobrevivir en un ambiente seco y frío se les llama ortodoxas.

Son almacenadas bajo estas condiciones y podrán mantenerse vivas hasta por 100 años.

Pero antes de almacenarse, primero pasan por un arduo proceso de selección.

Se limpian, desinfectan, pasan por los rayos X para conocer su interior y descartar que fueran atacadas por plagas; entonces, si son viables se colocan en un recipiente con dióxido de silicio en una cámara fría, con una temperatura promedio de -20°C.

Si por el contrario, las semillas no pueden mantener su capacidad para sobrevivir en condiciones de baja humedad o las daña el frío, se les llama semillas recalcitrantes y su tratamiento es diferente.

Aunque el proceso de limpieza y selección es el mismo, las semillas recalcitrantes son tratadas con la técnica In Vitro que, como su nombre lo indica “En vidrio”, se colocan en tubos de ensayo.

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Se les brindan requerimientos básicos para su germinación y supervivencia para que su crecimiento ser lo más lento posible y pueda conservarse vivo durante mucho tiempo.

De este tipo de semillas también se puede obtener material para la criopreservación.

Es una técnica que permite almacenar material vegetal por varias décadas en temperaturas bajas (alrededor de -196°C).

Para lograrla, el CNRG trabajó con científicos nacionales y extranjeros quienes pudieron almacenar el material genético de una gran cantidad de accesiones en espacios reducidos por tiempos prolongados.

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Orgullo mexicano

El Centro Nacional de Recursos Genéticos del INIFAP opera desde el 17 de marzo de 2012 con la finalidad de salvaguardar la diversidad genética y de especies de cinco grupos vivos (forestales, agrícolas, pecuarios, acuáticos y microbianos), lo que lo convierte en el único banco en su tipo a nivel mundial que conserva tanto material vivo como genético.