Su follaje evoca una cabellera con canas.

A uno de ellos le llaman “El Árbol del Tule” y es reconocido como el árbol más notable del estado de Oaxaca y es muy famoso en todo México y en el extranjero.

Es tan alto que ni 20 personas paradas, una encima de otra llegarían a su copa. Y es tan ancho que ni 30 personas tomadas de las manos y rodeándolo con los brazos completamente extendidos lo alcanza.

Además, es un árbol muy viejo, se calcula que tiene aproximadamente 2 mil años de antigüedad. La leyenda dice que lo plantó un sacerdote del Dios del Viento (Ehécatl). Ingenieros forestales han colocado métodos especiales para que tenga su propio sistema de riego.

Este gran árbol es un ahuehuete que en lengua náhuatl significa “un árbol viejo de agua” pues crece donde hay mucha agua, es decir cerca de los ríos. Es un árbol nativo de E.U.A., México y Guatemala.  Su madera es suave y ligera, susceptible al pulimento y resistente a la humedad, por lo que se utiliza en la fabricación de canoas, postes y vigas.

No solo eso, el ahuehuete es un símbolo mexicano pues en 1921 fue designado como el Árbol Nacional en la conmemoración de la independencia de aquel año.

Por su longevidad los ahuehuetes son testigos vivos de la Historia de México que han visto pasar bajo su sombra los acontecimientos de nuestro país.

Otros ahuehuetes notables es el “Árbol de la Noche Triste” o “Sabino de Popotla” que atestiguó el llanto de Hernán Cortés al aceptar su derrota ante el pueblo mexica.  Un descendiente suyo vive en Dolores Hidalgo, Guanajuato.

Otro célebre ejemplar es el sabino gordo de la Hacienda de Espíritu Santo en General Terán, Nuevo León, con una edad aproximada de mil años.

Uno más se encuentra en el Santuario de Chalma, en el municipio de Ocuilán de Artega, Estado de México.


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