Xunán Kab es de lengua maya y significa “señora abeja”, quizá esta frase resuma el significado que tienen las polinizadoras para esta cultura.
En el México prehispánico la especie melipona (nativa y sin aguijón), era altamente valorada por las culturas de las regiones tropicales y subtropicales de América.
Los mayas domesticaron a esta abeja usando jobones o troncos huecos del árbol de caoba para producir miel y otros derivados, con este sabor agridulce y de tonos maderables endulzaban las bebidas para ceremonias y la usaban como ofrendas para los dioses. Además, la miel era muy apreciada por esta civilización, ya que dadas sus propiedades curativas, era usada recurrentemente en la medicina tradicional.
Aunque sus usos persisten hasta el día de hoy, con el tiempo, la meliponicultura o cultivo de las abejas meliponas fue cayendo en el olvido, mientras se popularizaba la apicultura por la especie europea y africana Apis mellifera, cuya imagen es la que siempre viene a nuestra mente cuando se mencionan a las abejas.
En los últimos años se ha trabajado para rescatar y conservar a la abeja melipona, así como otros polinizadores, no solo por su valor cultural e histórico, sino también comercial, pues además de la de miel, contribuyen a la polinización de plantas de interés comercial como el café, el chile habanero y una variedad de granos, semillas y frutos.
Y como una cosa lleva a la otra, los esfuerzos se han basado en apoyar a las comunidades a que recuperan sus tradiciones y tengan en la mira la alternativa económica de la producción de miel de la abeja melipona, la cual tiene un alto valor en el mercado: un litro de miel tiene un valor cercano a los 3 mil pesos. De esta manera para cuidar su fuente de ingreso deben mantener en óptimas condiciones el hábitat de las abejas, que son las selvas.
En este sentido, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) impulsa la conservación activa que contempla los negocios sostenibles. En lo que se refiere a la meliponicultura, el programa de Servicios Ambientales apoya 10 proyectos que se desarrollan en los estados de Quintana Roo y Yucatán, estos ejidos, comunidades y algunos pequeños propietarios hacen su producción de miel con la especie Melipona beecheii, llamada en lengua maya Kolel-kab que significa “la dama de la miel”.
No obstante, dicho programa, no solo contempla proyectos con esta especie, sino también la apicultura con otros 69 proyectos de comunidades interesadas con Apis mellifera, todos distribuidos en la Península de Yucatán.
Para estos 79 proyectos en total, la Conafor tiene una reinversión de 14.6 millones de pesos.
De esta manera la Conafor impulsa la conservación y uso sustentable de las abejas y su hábitat en la Península de Yucatán.
¡Tienes que saberlo!
México implementó la Estrategia Nacional de Conservación y Uso Sustentable de los Polinizadores, la cual está alineada a otras estrategias de conservación de la biodiversidad, como el programa de Servicios Ambientales (PSA).
El PSA es un instrumento angular para la implementación de estos proyectos productivos que generan empleos y alternativas económicas.
Los proyectos productivos como alternativas económicas son opcionales para las personas beneficiarias, no obstante si resultan acreedores del apoyo, las actividades obligatorias son:
- Conformar brigada contra incendios forestales
- Acciones de sanidad forestal en su ecosistema
- Vigilar que no se hagan actividades clandestinas contra el medio ambiente mediante recorridos
- Evitar el cambio de uso de suelo
- Acciones para prevenir degradación en su ecosistema
- Proteger sitios importantes para la fauna silvestre
- Colocar letreros alusivos al programa Pago por Servicios Ambientales
- Realizar talleres de capacitación para quienes integran la comunidad
El lema del Día Mundial de las Abejas 2022: “Celebremos la diversidad de las abejas y de los sistemas de apicultura”, es un buen momento para valorar las especies mexicanas.
Aunque la celebración se centra en abejas, hace también mención de la importancia de otros polinizadores, como los murciélagos, algunas especies de monos y roedores, los lémures, las ardillas comunes, colibríes, y algunas especies de loros.
Finalmente cualquier polinizador está a salvo en un ecosistema sano y conservado, función que busca y ha dado resultado con el programa de Servicios Ambientales.