Durante 18 años, Juan José Alfaro Perales se ha desempeñado como combatiente de incendios forestales en Guanajuato, ejercer esta labor significa permanecer de tiempo completo alerta y preparado para enfrentar y liquidar estos siniestros, que en temporada de calor, ocurren con mayor frecuencia en nuestro país.

Juan José, jefe de brigada de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) en la entidad, ha combatido 260 incendios forestales desde que inició su carrera en 2001.

Aunque el peligro es un elemento constante en esta profesión, se siente protegido por el trabajo en equipo que realiza con sus compañeros de brigada.

“Ese momento, al final de un combate de incendio, cuando todos podemos platicar, contar anécdotas y compartir algún bocado, te das cuenta que aquí tienes otra familia”, comentó Juan José.

El 14 de marzo atendieron un reporte de incendio forestal en el cerro del Fuerte, ubicado en el municipio de Cuerámaro, en el que entraron en acción antes del mediodía, cuando el calor comenzaba a golpear con más fuerza.

"Nos reunimos a las faldas del cerro, preparamos nuestras mochilas con agua, comida, botiquín y herramienta que nos permite consolidar líneas de defensa, hacer contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate de fuego", relató Juan José.

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Tardaron tres horas en llegar a la línea de acción y con poco aire limpio para respirar, lograron resguardase para vigilar el comportamiento del fuego y coordinar la estrategia para hacerle frente.

Con una fuerza de combate de 15 elementos de la CONAFOR, apoyados por elementos de la Secretaria de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), abrieron líneas corta fuego y tras 28 horas de labor, en las que la dedicación de los elementos y el viento a favor les permitió controlar el fuego al 100 por ciento, bajaron del cerro.

“Lo más difícil es ir cuesta abajo, ya que puedes resbalar y caer una gran distancia o soltar rocas que puedan golpear a tus compañeros que van adelante”, relata Juan José.

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Liquidado el incendio se retiran formados en fila para evitar perderse, lo único que llevan consigo es una linterna y la seguridad de que el compañero al frente cuida de ti y tú del que viene atrás.

Al llegar al punto de reunión en donde se encuentran los vehículos, los esperan con víveres y agua, el cansancio físico es tal que lo único que quieren es despojarse de la mochila y encontrar un sitio cómodo para descansar.

Cada día de trabajo se juegan la vida, van a la zona de combate con la incertidumbre de regresar o no a casa.

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“Como hermanos celebramos el éxito que tuvimos en este incendio y por todos los árboles que salvamos en esta ocasión, al despedirnos queda de fondo el tranquilo paisaje de la carretera de regreso a nuestro segundo hogar, el campamento”, finalizó Juan José.

Para el combate de incendios forestales en la temporada 2018, México dispone de 28 mil 100 combatientes que pertenecen a los tres niveles de gobierno y brigadas comunitarias.

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