Constantemente un vasto bosque de niebla, ubicado en el ejido Atoluca en el municipio de Tezuitlán en Puebla era blanco de saqueos por parte de personas de otras comunidades, quienes atraídos por la belleza de la biodiversidad de este ecosistema, extraían especies de flora nativa.

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En Atoluca viven 22 mujeres y 45 hombres que se dedican a la agricultura y a la producción de carbón, pero principalmente a la silvicultura y no sabían cómo proteger su bosque.

Una de las especies que frecuentemente desaparecían eran las orquídeas, las cuales eran comercializadas en ciudades cercanas a Teziutlán.

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Con el objetivo de buscar soluciones a la problemática los habitantes se acercaron a la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) para integrarse al programa de Pago por Servicio Ambientales (PSA).

Al formar parte del programa, la CONAFOR brindó asesoría a la comunidad para organizarse en brigadas de vigilancia e impedir el saqueo de orquídeas y otras especies.

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De las 642 hectáreas con las que cuenta el ejido, decidieron que 491 serían destinadas a la conservación.

Posteriormente, los habitantes elaboraron un listado con las plantas existentes en sus bosques, con el objetivo de recolectar un ejemplar de cada una, conocerlas mejor y conservarlas.

“Al reconocer las especies que conforman nuestro bosque, decidimos capacitarnos para el aprovechamiento y comercialización de la orquídea, sin afectar el entorno”, comentó Juan Casanova de Jesús, presidente del comisariado ejidal de Atoluca.

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Actualmente el ejido está en proceso de autorización por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), de una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), con el cual podrán producir orquídeas para su aprovechamiento sustentable.

Con apoyos PSA instalaron un vivero forestal comunitario en el que se encuentran empleadas 10 mujeres que han logrado producir pinos de la especie Pinus chiapensis.

Este pino es reconocido por la resistencia y calidad de su madera, utilizada para la elaborar muebles rústicos.

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En el período 2016 – 2017 lograron producir 700 mil plantas, de las que 200 mil fueron de Pinus chiapensis.

“A nosotros nos interesa conservar el bosque, que no nos falte agua en la región y generar empleos para los compañeros. Nos gusta incluso ir a trabajar los domingos, vamos por voluntad y tenemos que entrarle”, compartió Juan Casanova de Jesús.