El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las funciones neuroquímicas, físicas y psicológicas.  El sueño tiene dos estadios: etapa de sueño sincronizado no-REM con 4 etapas de profundización y la etapa desincronizada o REM que se caracteriza por la posibilidad de soñar.

El sueño ocupa casi el 70% del día de un niño y de este del 40% al 50%   está dedicado al sueño REM.

Desde el nacimiento la estructura interna del sueño sufre una serie de manifestaciones que acompañan a la maduración del Sistema Nervioso central hasta tener la organización similar a la del adulto. Esto ocurre alrededor del primer año de vida.

Es conocido que cuando el sueño se altera en cantidad o calidad aparecen signos y síntomas que afectan la conducta y el rendimiento intelectual.

En los niños con discapacidad los trastornos del sueño son frecuentes.

Los niños con discapacidad intelectual suelen tener periodos de sueño irregulares y fragmentado durante el día y la noche, además tienen un trastorno del medio que lo rodea. En los niños con Déficit de Atención tienen dificultad para dormir y se despiertan muy temprano. Los niños con Síndrome de Down tienen una reducción en la etapa del sueño profundo. Los niños con discapacidad visual al carecer de cronizadores de tiempo (luz-oscuridad) que ocasiona que duerman más durante el día.

Es recomendable que los padres lleven una agenda de sueño para conocer el patrón, además de un polisomnografia que ayudara a promover patrones de sueño deseado.