El 18 de Febrero de cada año se celebra el Día Mundial del Síndrome de Asperger. Comenzó a celebrarse en el año 2007, tras el Año Internacional del Síndrome de Asperger celebrado el año 2006, año en el que se cumplió el centenario del nacimiento de Hans Asperger y el vigesimoquinto aniversario de la psiquiatra Lorna Wing quien diera a conocer mundialmente el trastorno.

El síndrome de Asperger o trastorno de Asperger es un conjunto de problemas mentales y conductuales que forma parte de los trastornos del espectro autista. Se encuadra dentro de los trastornos generalizados del desarrollo. Una persona con asperger no reconoce el lenguaje corporal ni el tono de la voz, tiene dificultades para hacer amigos y le resulta casi imposible interpretar las acciones y pensamientos de los demás.

Las personas que viven con este trastorno llegan a manifestar una disminución variable de su capacidad funcional así como de sus recursos para integrarse a la sociedad. El síndrome de Asperger no afecta el desarrollo de habilidades claves como la inteligencia y el lenguaje, genera una alteración en los mecanismos cognitivos y emocionales claves para la ejecución de algunas de las actividades básicas de la vida así como a la toma de decisiones. La persona que tiene el síndrome de Asperger puede ser capaz de leer una enciclopedia de algoritmos matemáticos, pero incapaz de planificar su día, organizar su casa, y cuidar de mantener unos estándares de vida aceptables para su salud y seguridad.

En el Día del Síndrome de Asperger se realizan diversas actividades para integrar a las personas que lo viven en la sociedad. Las terapias son muy importantes para ayudar a los niños a manejar sus emociones, comportamientos y obsesiones. Se diferencia del autismo infantil temprano descrito por Kanner y de otras formas menos específicas en que en el trastorno de Asperger no se observa retraso en el desarrollo del lenguaje, y no existe una perturbación clínicamente significativa en su adquisición.