Tras los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos y del 11 de marzo del 2004 en España, que cambiaron la ruta de la historia moderna, y ante un escenario tenso, la ciudad de Atenas, Grecia, recibió la edición 28 de los Juegos Olímpicos, del 13 al 29 de agosto del 2004.

Luego de perder la candidatura para los Juegos Olímpicos del Centenario, ante Atlanta en 1996, Atenas se vio inmersa en un proceso para ser designada sede y en septiembre de 1997, durante la sesión del Comité Olímpico Internacional, fue elegida. Grecia acogería por segunda ocasión la máxima justa deportiva, luego de su primera edición en 1896.

Gracias al interés y popularidad de los juegos, la fiesta inaugural logró una audiencia televisiva de 3 mil 900 millones de personas a nivel mundial, cifra que superó los 3 mil 600 millones que consiguió Sídney 2000.

Para la realización del magno evento deportivo se contó con una inversión de casi 900 millones de euros, situación que dejó al país europeo con una severa crisis económica durante los próximos ocho años; con el paso del tiempo, sus instalaciones quedaron en el abandono.

La edición 28 de los Juegos Olímpicos estuvo enmarcada por grandes momentos que pasaron a la historia. Uno de ellos fue durante el desfile de naciones, las delegaciones de Afganistán (ausente en los Juegos Olímpicos desde la llegada del movimiento talibán al poder de 1996-2001) y la iraquí fueron recibidas entre aplausos; mientras que la de Estados Unidos salió entre protestas, como símbolo de descontento debido a su actuación en la Guerra de Irak.

La cita olímpica reunió a 10 mil 625 deportistas, procedentes de 201 países, que participaron en 28 disciplinas; México asistió con una delegación conformada por 109 atletas, de los cuales 59 fueron hombres y 50 mujeres. Aquel año, el país obtuvo cuatro medallas: tres de plata y un bronce.

En el atletismo, Ana Gabriela Guevara Espinoza le dio al país la medalla de plata en los 400 metros planos; mientras que Belem Guerrero Méndez, escribió con letras de oro su nombre en el ciclismo mexicano, luego de conquistar el segundo lugar en la carrera por puntos, que la convertiría en la primera mujer en ganar una presea olímpica en este deporte.

Por su parte, el taekwondo se consolidaba como una de las disciplinas más fuertes para México, pues en ese año, los hermanos Óscar e Iridia Salazar Blanco, se consagraron al ganar una plata y un bronce, en los -58 y -57 kilogramos, respectivamente.

Cuatro años después, pese a los problemas políticos, ideológicos y las severas críticas respecto a los problemas de contaminación que envolvieron a la ciudad china desde su elección en julio del 2001, Beijing fue la anfitriona para la edición del 2008 de los Juegos Olímpicos.

China se preparó para presentar al mundo una ciudad innovadora y vanguardista, combinando el mundo antiguo oriental con la era moderna, por lo que su inversión superó los 44 mil millones de dólares, cifra que convirtió a la justa veraniega en el evento más costoso de la historia.

Algunas de las tareas más importantes para el Comité Organizador fue el desarrollo en infraestructura, transportación y seguridad, este último rubro recibió mayor atención pues el gobierno chino temía que durante el evento se manifestaran grupos opositores.

Ante esta problemática, la edición 29 de los Juegos Olímpicos se desarrolló del 8 al 24 de agosto del 2008, a la cual asistieron 10 mil 942 deportistas que representaron a 204 naciones. Por México participaron 85 atletas, 43 hombres y 42 mujeres, que vieron acción en 23 disciplinas. 

En ese año, la delegación azteca ganó cuatro preseas: dos metales áureos y dos bronces. María del Rosario Espinoza y Guillermo Pérez Sandoval confirmaron al país como potencia en el taekwondo, al ganar oro en los 67 y 58 kilogramos, respectivamente.

Con la conquista de estos metales, México terminó con una sequía de ocho años sin obtener una presea áurea, pues el último lo obtuvo la pesista Soraya Jiménez en Sídney 2000; además, tuvieron que pasar 24 años para que el país subiera en más de una ocasión a lo más alto del podio, luego de hacerlo en Los Ángeles 1984 con Ernesto Canto y Raúl González.

Por su parte, la abanderada de la delegación tricolor, Paola Espinosa Sánchez junto con Tatiana Ortiz Galicia, conquistaron el bronce en plataforma 10 metros sincronizados y Damaris Aguirre Aldaz, logró el tercer lugar en levantamiento de pesas.

Los olímpicos de Beijing fueron considerados como los juegos de los récords, ya que en su desarrollo se lograron superar 40 marcas mundiales y se rompieron más de 130 registros olímpicos, además se aplicaron protocolos más estrictos para las pruebas antidopajes.