Por más de 20 años el tema de calidad de aire estuvo olvidado de la agenda mediática y del interés de la ciudadanía, en los años 80 ́s la Ciudad de México estaba catalogada como la ciudad más contaminada del planeta y como no estarlo, si todos los días se presentaban concentraciones por arriba de los 200 puntos IMECA, las actividades industriales y un creciente parque vehicular dentro del Valle de México generaron un interminable estancamiento de contaminantes en una cuenca que por sus condiciones geográficas no permite la dispersión adecuada de los mismos.

Fue entonces que los ciudadanos tomaron en sus manos acciones que obligaron a las autoridades a adoptar políticas públicas que han permitido mejorar las condiciones del aire que respiramos, surgió como acción colectiva el denominado “Un día sin auto”, se generó el primer ProAire del Valle de México, se cerró la refinería de Azcapotzalco, se inició la verificación de emisiones en vehículos y se apostó por mejorar las normas que regulan a la industria, a la par de sacar del Valle de México fuentes fijas de emisiones contaminantes.

Las medidas adoptadas permitieron ir reduciendo de manera paulatina las concentraciones de contaminantes, a partir del 2003 los niveles de contaminación fueron a la baja, al igual que el interés de los ciudadanos de participar activamente en mejorar las condiciones del aire que respiramos, sin importar que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud han alertado que la exposición prolongada a concentraciones contaminantes, aun presentes en el Valle de México, ponen en grave riesgo la salud de la población.

Fue hasta abril de 2016, cuando se activaron nuevamente las alertas, las condiciones atmosféricas y un incremento del parque vehicular en circulación, por adoptar un criterio acertado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2015 (eliminar el año modelo como elemento para el otorgamiento de hologramas en la verificación vehicular), generaron que se sobrepasaran los 200 puntos IMECA en el Valle de México y se decretará la primera Contingencia Ambiental Fase 1 de los últimos 14 años.

El Gobierno Federal y los gobiernos locales de la Megalópolis (Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala) adoptaron medidas inmediatas para bajar los niveles de contaminación y prevenir que en el futuro no se presentaran eventos de esa naturaleza, se hicieron más estrictos los parámetros de la verificación vehicular, se fortaleció el Programa “Hoy no Circula”, sacando de circulación a la mitad del parque vehicular, se apostó por incentivar la renovación del transporte público, se bajaron los niveles de activación de la contingencia ambiental, se fortaleció la vigilancia epidemiológica de salud y se generó un instrumento rector para mejorar la calidad de aire en la región con medidas a corto, mediano y largo plazo (ProAire de la Megalópolis), sin embargo la reacción de los ciudadanos sigue sin estar presente, tal parece que lo más importante es circular o no circular uno o varios días a la semana, no obstante que únicamente el 30% de los capitalinos utilizan el vehículo privado para transportarse, los reclamos por un sistema de trans- porte público insu ciente y altamente contaminante fue el tema de redes sociales y medios de comunicación, lo cual, es sin duda parte del problema, pero también lo es la forma en que los ciudadanos nos comportamos cada día, utilizamos el automóvil de manera irresponsable, no nos preocupamos por reducir nuestra huella de carbono (consumo de combustibles fósiles), dañamos nuestros ecosistemas, tiramos y quemamos basura, utilizamos pirotecnia, no atendemos las fugas de Gas L.P. en nuestras casas, consumimos productos en aerosol, hacemos trampa en la verificación vehicular y responsabilizamos de todo lo que pasa al gobierno.

El inventario de emisiones de la Zona Metropolitana del Valle de México, indica que el 88% de las emisiones de Óxidos de Nitrógeno y el 22% de los Compuestos Orgánicos Volátiles, principales precursores de ozono, provienen del parque vehicular en circulación, pero también contribuyen de manera significativa las fugas de Gas L.P. en domicilios, el uso de recubrimientos arquitectónicos, las pinturas al aire libre y el uso de carbón en establecimientos de comida, por lo cual, todos contribuimos al problema y debemos ser parte de la solución.

Los movimientos ciudadanos y las acciones individuales han sido la respuesta de los grandes problemas que enfrentamos hoy en día, cuando nos hacemos responsables de nuestro presente, proyectamos un futuro prometedor para las próximas generaciones, en nuestras manos está el mejorar la calidad de aire que respiramos, el beneficio es de todos, no dejemos pasar la oportunidad de generar el cambio.

 

Por Martín Alberto Gutiérrez Lacayo, Coordinador Ejecutivo de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (publicado en Revista Nuestro Ambiente Núm. 14 / Abril 09 de 2018).