El uso del auto en las ciudades ha crecido aceleradamente, pues se percibe como una forma de transporte cómoda, rápida y segura. Incluso, las medidas de distanciamiento social derivadas de la pandemia por COVID-19 han fomentado aún más los traslados en auto, por la percepción de que ayuda a prevenir contagios. No obstante, en México sólo el 25% de la población completa sus traslados en auto y su uso desmedido genera repercusiones al ambiente, a la salud y a la equidad social, entre otras: 

- Las emisiones del auto particular representan el 92% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2, que ocasiona el cambio climático), del sector transporte de México.

- En la Megalópolis, los autos ligeros de pasajeros (autos particulares, taxis y camionetas SUV) contribuyen con la emisión del 65% de los óxidos de nitrógeno (NOx) y con la emisión del 74% de los compuestos orgánicos volátiles (COV); estos contaminantes son precursores de ozono y de partículas PM2.5 secundarias.

- El uso del auto particular produce también inequidad social en el uso del espacio público, pues una persona que se traslada en auto ocupa 9 m2 de espacio vial; comparado con una persona en autobús que ocupa 1.2 m2. 

En este contexto, es necesario desincentivar el uso del auto. El 22 de septiembre se conmemora el Día mundial sin auto, para fomentar medidas que generen beneficios sociales, ambientales y a la salud, entre las que se incluye impulsar formas activas y saludables de movilidad, por ejemplo: 

Caminar o ir en bicicleta:

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que si una persona recorre 18 minutos diarios  en bicicleta, durante un año, tiene un 28% menos de posibilidad de fallecer a causa de enfermedades cardiovasculares, diabetes o algunos tipos de cáncer. Asimismo, la Federación Mundial del Corazón estima que caminar una hora al día reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en un 90%. 

Trasladarse en transporte público

La reducción de emisiones es uno de los grandes beneficios del transporte público. Se estima que una persona que se traslada en autobús reduce hasta 240 gramos de CO2 por cada km que recorre, comparado con quien se traslada en auto. Aunado a ello, las estrategias de electromovilidad enfocadas en transporte público reducen a cero estas emisiones directas. En México ya existen alternativas de transporte eléctrico como el metro, el trolebús, bicicletas y motonetas (algunas en sistemas compartidos) y buses eléctricos en el Metrobús en la Ciudad de México, y el sistema Mi Transporte Eléctrico, en Guadalajara.