Termina el invierno y el riesgo de incendios forestales aumenta. La sequía y los vientos propician que existan incendios y que se propaguen rápidamente.

Un incendio en una zona forestal arrasa con grandes volúmenes de hectáreas, daña el medio ambiente de las ciudades, destruye su flora y fauna, y también perjudica la economía de las familias dedicadas al cultivo o que trabajan en las zonas devastadas por el fuego.

Los incendios afectan la calidad del aire de las ciudades en donde ocurren, y dañan la salud de los sectores más vulnerables como lo son niños, adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con enfermedades respiratorios y cardiovasculares.

Cuando sucede un incendio se aniquila el hábitat de la fauna silvestre, se erosiona el suelo y se contribuye al cambio climático al ser eliminadas las plantas que nos dan oxígeno; además, se altera el régimen hidrológico e se incrementa el efecto invernadero por la emisión de carbono.

Algunas de las causas que provocan estos siniestros son descuidos humanos, como:  fogatas mal apagadas, tirar colillas de cigarro en zonas boscosas, o quemar pastizales sin control de la autoridad. Es por ello que se invita a la población en general a evitar estas prácticas y en caso de ser testigo de un incendio repórtalo al 01800 INCENDIO (01 800 4623 6346).