La irritación de ojos, malestar en vías respiratorias y agravamiento de ciertas enfermedades nos ponen en alerta sobre el aire que respiramos. Es común que en ciertas temporadas del año estos síntomas se agraven y sea un paisaje cotidiano  mirar una espesa capa de contaminación sobre nuestra ciudad.

En la década de los ochenta, la CDMX era considerada como la más contaminada del planeta. Así pasaron 20 años con el tema de calidad del aire olvidado de la agenda mediática y por el interés de la ciudadanía. Todos los días se presentaban arriba de 200 puntos IMECA, mientras las actividades industriales y el parque vehícular crecían sin mesura.

Por estas razones, se generó un interminable estancamiento de contaminantes en la cuenca que representa el Valle de México, y que por sus condiciones geográficas no permite la dispersión de los mismos.

Fue hasta ese momento que los mismos ciudadanos tomaron el problema en sus manos y llevaron a cabo ciertas acciones que obligaron a las autoridades a adoptar políticas públicas para mejorar el aire que respiramos.

Así surgió como una acción colectiva “Un día sin auto”, se generó el primer PROAIRE del Valle de México, se cerró la refinería de Azcapotzalco, se inició la verificación de emisiones de vehículos y se mejoraron las normas que regulan las industrias.

Con las medidas adoptadas se logró reducir de manera paulatina las concentraciones de contaminantes en el aire ambiente. En el año 2003, los niveles de contaminación comenzaron a ir a la baja, sin embargo, al mismo tiempo el interés de los ciudadanos también disminuyó y se aminoró su participación proactiva para mejorar las condiciones del aire que respiramos.

En el año 2016 se activaron nuevamente las alertas por las condiciones atmosféricas que se vivían en la Zona Metropolitana del Valle de México, además de un incremento en el parque vehicular en circulación debido a que se eliminó el año modelo como elemento para el otorgamiento de hologramas en la verificación vehicular. Nuevamente se sobrepasaron los 200 puntos IMECA y se decretó la primera contingencia Fase 1 después de 14 años.

La calidad del aire que respiramos es un problema que nos compete a todos, desde ciudadanos, industria, autoridades y gobierno en su conjunto. Acciones como compartir el auto, mantenerlo en buenas condiciones u optar por bicicleta o caminar en distancias cortas pueden hacer una gran diferencia. Súmate, el planeta y tus pulmones te lo agradecerán.

 

Fuente(s): CAMe