Introducción:
La Declaración de París: La Ciencia del VIH es importante
El conocimiento científico es la columna vertebral de la respuesta al VIH. En los últimos 30 años, la investigación científica ha moldeado e influido en nuestra comprensión y manejo del VIH y continuamente ha señalado mejores formas de reducir o prevenir las enfermedades relacionadas con el VIH, mejorar las vidas de las personas que viven con el VIH y prevenir nuevas infecciones. La ciencia impulsa la respuesta al VIH. Sin embargo, nuestro extraordinario progreso científico contra el VIH y nuestra capacidad para abordar todos los desafíos científicos que aún tenemos ante nosotros se ven amenazados por el debilitamiento de la voluntad para financiar la ciencia del VIH.
No podemos alcanzar los ambiciosos objetivos mundiales, proporcionar un tratamiento de por vida a los 37 millones de personas que viven con el VIH y reducir la epidemia sin un compromiso inquebrantable con la investigación. Los avances en la ciencia del VIH tienen efectos sinérgicos de gran alcance en la salud pública, informando y apoyando la respuesta a otras patologías. El compromiso político con la inversión sostenida y predecible en una agenda científica robusta del VIH debe ser fortalecido en cada una de estas áreas para asegurar que el progreso científico contra la epidemia se maximice y que las ganancias no se pierdan.
La epidemia del VIH está lejos de terminar. Expandir la base de la evidencia para orientar las políticas y programar decisiones es un componente clave para abordar las brechas críticas en la investigación. Debe permitirse el desarrollo de enfoques multidisciplinarios y programas de investigación adaptados a una variedad de contextos sociales y culturales; la investigación participativa y basada en comunidad debe fortalecerse; y la significativa participación de las poblaciones clave y las personas que viven con VIH en la configuración de las prioridades de investigación debe seguir siendo un principio inquebrantable.
La ciencia del VIH importa. Poner fin a la epidemia requiere la contribución continua y la inversión en ciencia.