Una respuesta eficaz contra el VIH engloba la atención centrada en la persona en la que se tienen en cuenta todas las necesidades de las personas y las comunidades, no solo las relacionadas con la infección por VIH. En muchos países las mujeres que viven con VIH no tienen acceso equitativo a servicios de salud de buena calidad y enfrentan múltiples formas de estigmatización y discriminación por inequidades de género, pobreza, edad, desigualdad social, pertenencia indígena, entre otras circunstancias y estas; se entrecruzan y potencializan la desigualdad que viven. Además, las mujeres que viven con VIH son desproporcionadamente vulnerables a la violencia de género, incluida la violación de sus derechos sexuales y reproductivos.

Los servicios de salud centrados en la mujer, se basan en garantizar servicios de salud integrales incluyendo servicios de salud sexual y reproductiva, salud mental, violencia, adicciones, otras infecciones de transmisión sexual (ITS), enfermedades crónico-degenerativas, entre otros; con perspectiva de género, interculturalidad, intergeneracional y de derechos humanos que aborden todas las necesidades específicas en salud de una mujer con VIH en los diferentes contextos en los cuales viven. Esto significa que los servicios de salud consideren a las mujeres como personas titulares de derechos y participantes activas de un sistema de salud que responda a sus necesidades, derechos y preferencias de manera humana, confiable y holística. Los servicios de salud deben de ofrecerse respetando la autonomía de las mujeres, con información, consejería y opciones que permitan a las mujeres tomar decisiones libres, informadas y sin coerción. Las necesidades y perspectivas de las mujeres, sus familias y comunidades son fundamentales para la prestación de servicios de salud en todo el ciclo de su vida, garantizando la continuidad de los servicios de promoción de la salud, prevención, detección, diagnóstico y atención crónica del VIH en todos los niveles de atención y, con énfasis en las entidades federativas que tienen un mayor porcentaje de mujeres con VIH como son Chiapas, Guerrero, Veracruz y Oaxaca.

En México, en junio del año 2018, se tienen registrados 141 mil personas con VIH y de estas, 26 mil son mujeres. El tratamiento es universal y gratuito en todo el sistema y el logro más importante, implica que el 89.7% de las personas en tratamiento en la Secretaría de Salud, están en CV indetectable. Existen presupuestos con perspectiva de género con impactos tangibles. La mortalidad mantiene una tendencia descendente desde el año 2011 y los casos de VIH transmisión vertical, se han reducido 39% en 5 años. Los impactos deben profundizarse y plantear nuevos retos a mediano y largo plazo.

Los principales retos incluyen: Incrementar la cobertura del tamiz para VIH y sífilis en mujeres embarazadas, impulsar políticas de intervención en estados con epidemias que afectan en mayor medida a la mujer y crear una ruta factible para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 2030).   

A partir de 2014, se han publicado estadísticas específicas de Mujer y VIH en la página del Centro Nacional para la prevención y el Control del VIH y el sida y se actualizarán anualmente. El objetivo de tener cifras actualizadas, públicas y accesibles para la población y personas usuarias; es que permitan identificar barreras y diseñar mejores políticas públicas. Además, se pretende emitir información actualizada, bibliográfica y de evidencias.