La actividad volcánica se manifiesta de distintas formas en todo el planeta. En algunos casos puede ser benéfica para el ser humano, como es el aprovechamiento de la energía geotérmica, aunque también puede ser destructiva como la erupción del volcán de Fuego, en Guatemala, que provocó más de 200 muertes en 2018.

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La erupción del volcán de Fuego, en Guatemala, dejó decenas de poblados cubiertos de ceniza en 2018

O bien, puede ser un espectáculo maravilloso que brinda la naturaleza, como la erupción del volcán Fagradalsfjall, en Islandia hace un año. Pero el caso del Popocatépetl, en el centro de México, es distinto, ya que su actividad se caracteriza por explosiones violentas que ocurren en cualquier momento, acompañadas de rocas incandescentes y cenizas.
La actividad actual del Popo es altamente riesgosa para quien se encuentre en sus faldas y más para quien intente acercarse a su cráter. En las áreas metropolitanas de Puebla y Ciudad de México, su principal efecto es la caída de ceniza fría.

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Cenapred, 2023

En nuestro país, la institución encargada de monitorear su comportamiento es el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred). El seguimiento que realiza las 24 horas del día es valorado por el Comité Científico Asesor del Sistema Nacional de Protección Civil para el volcán Popocatépetl (CCA). En este comité también participan especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad de Colima. Es en este espacio donde se evalúan diferentes parámetros de la actividad del volcán para determinar el nivel de peligro que representa para las poblaciones circundantes y las medidas de protección civil a implementar por las autoridades. El mecanismo de alertamiento utilizado es el Semáforo de Alerta Volcánica, que actualmente se ubica en el nivel Amarillo Fase 2.

Geólogos, geofísicos, vulcanólogos, biólogos, químicos, geógrafos e ingenieros, entre otros especialistas, han llegado a la conclusión de que ubicarse a menos de 12 kilómetros del cráter puede ser mortal, ya que impredeciblemente ocurren explosiones que arrojan fragmentos sólidos e incandescentes de tamaño mayor al de un automóvil, por lo que ningún equipo de protección resulta útil.

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Volcán Fagradalsfjall, como su comportamiento no es explosivo, su erupción pudo verse a corta distancia. Islandia, 2021

En los medios de comunicación frecuentemente se ven imágenes sorprendentes de gente que se aproxima al cráter de un volcán activo o a los ríos de lava; sin embargo se trata de volcanes con un comportamiento totalmente distinto al Popo. Incluso, en espacios informativos nacionales se ha publicado, a manera de noticia, que un individuo ha subido al cráter del Popocatépetl logrando una gran hazaña y afirma que las imágenes que capta desde su teléfono celular son un aporte para la comunidad científica.
Esta información resulta equivocada y es producto del desconocimiento del tema. Para conocer el comportamiento de un volcán no basta con verlo, sino que es un proceso de años en los que se estudia el tipo de gases que emana, la composición del agua en los manantiales cercanos, los cambios en su forma y su actividad sísmica; entre otros parámetros.

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Sobrevuelo al volcán Popocatépetl, 2020

Hoy en día, el conocimiento científico y los avances tecnológicos permiten monitorear un volcán como este, sin necesidad de arriesgar la vida. Actualmente, no es tarea de ningún científico o técnico subir hasta el cráter para poder evaluar su comportamiento.
Las fotografías y videos que circulan en redes sociales, producto de iniciativas personales que imprudentemente buscan demostrar su arrojo aproximándose al cráter, no son de utilidad. Además de contar con imágenes satelitales, el Cenapred realiza regularmente sobrevuelos que, sin poner en peligro la vida de su personal, sirven para obtener las mediciones y las imágenes necesarias para elaborar un diagnóstico.
Los especialistas responsables de examinar el volcán y que forman parte del CCA no solicitan ni aceptan la colaboración de personas que, por decisión propia, transgreden el radio de exclusión establecido por las autoridades. Y que al hacerlo arriesgan su vida y la de los rescatistas que prestan ayuda cuando ocurren accidentes, que tienen desenlaces casi siempre mortales, como sucedió apenas el año pasado.

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Erupción del 31 de enero pasado

Si te gusta practicar el montañismo y subir volcanes, existen otras opciones como el Iztaccíhuatl o el Pico de Orizaba, que los podrás disfrutar sin arriesgarte de la misma forma. No existe equipo de protección capaz de salvaguardar a una persona ante una explosión como la registrada en días recientes. La única medida eficaz para protegerse es respetar la zona de exclusión de 12 kilómetros a partir del cráter.

Los accesos al volcán están cerrados al público desde 1994, año en que comenzó esta etapa eruptiva. Su actividad se monitorea permanentemente para mantener informada a la población y alertar en caso de ser necesario. Con fundamento en los artículos 55 y 56 del Reglamento Interior de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en relación con lo dispuesto por los artículos 23 y 73 de la Ley General de Protección Civil, cualquier intento de ingreso a la zona restringida, evento o actividad que llame a rebasar el radio de exclusión será reportado a las autoridades competentes a fin de que sea sancionado conforme a las leyes aplicables.

Infórmate en las redes sociales de la Coordinación Nacional de Protección Civil, usa fuentes oficiales y no hagas caso a rumores.

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Video de la erupción del 31 de enero 2023