La vegetación es un agente natural que ayuda a que el terreno disminuya la posibilidad de sufrir inestabilidad de laderas, debido a que reduce el impacto de los agentes atmosféricos como la lluvia y el viento, evitando el proceso de erosión. Asimismo, proporciona un mayor soporte al terreno y absorbe parte del agua que se infiltra al subsuelo. La saturación aumenta el peso y reduce la resistencia de los materiales que conforman la ladera, por ello, que los deslizamientos son más frecuentes en la temporada de lluvias.

Otras actividades humanas como fugas, fosas sépticas, sobrecargas del suelo con construcciones, cortes y excavaciones inadecuadas, vibraciones ocasionadas por maquinaria o tránsito de vehículos pesados contribuyen también en romper el equilibrio de los materiales que componen la ladera, aumentando su inestabilidad.

Para más información, consulta la infografía Laderas inestables.