El 27 de febrero de 2010 a las 03:34 hora local, un terremoto de magnitud 8.8 (escala de momento sísmico, Mw) asoló la costa de la Región del Maule, 115 km al noreste de Concepción, Chile. El sismo rompió un segmento de 500 km de longitud de la interfaz de las placas de Nazca y de Sudamérica, la ruptura tuvo una duración del orden de dos minutos. Este evento es el más grande registrado instrumentalmente en Chile con ayuda de estaciones de GPS (Sistema de Posicionamiento Global) y estaciones acelerográficas.

A pesar de la gran magnitud del sismo, la máxima intensidad sísmica fue de IX en la escala Modificada de Mercalli en la Región de Bío Bío. Causó daños entre las regiones de Valparaíso y la Araucanía, donde habita cerca del 80% de la población chilena.

Este terremoto provocó un gran tsunami que afecto la costa chilena, destruyendo varias localidades y se extendió a 53 países incluidos Perú, Ecuador, Colombia, Panamá Costa Rica, Nicaragua, la Antártida, Nueva Zelanda, La Polinesia Francesa y la costa de Hawái. El archipiélago Juan Fernández, a pesar de no haber sufrido el sismo, fue impactado por el tsunami que devasto su única población, San Juan Bautista.

El desastre ocasionó 512 muertos, 16 desaparecidos y 800 mil personas damnificadas. La mayor cantidad de fallecidos se debieron al tsunami. En la comuna de Pelluhue se registraron 47 muertos, 6 eran pobladores de este lugar y 41 fueron turistas chilenos.

En los últimos 20 años alrededor del mundo se han registrado tres sismos de magnitud mayor o igual que 8.8, los cuales han generados tsunamis importantes (sismos tsunamigénicos); estos son el de Sumatra, Indonesia del año 2004 de magnitud 9.1, Maule, Chile de 2010, M8.8 y  el de 2011 en Tohoku, Japón de M9.1.

Debemos de estar atentos y aprender de las experiencias de otras regiones del mundo, esto debido a que México se encuentra en una zona de alta sismicidad la cual puede ser una fuente generadora de tsunamis. Acorde al catálogo de tsunamis históricos del CAT-MARINA en los últimos 300 años se ha documentado el arribo de más de 60 tsunamis a la costa occidental de México. Se tiene registro de alturas de ola de 2, 5 y hasta 10 metros que han ocasionado la destrucción de comunidades y la pérdida de vidas y bienes.

Los sismos no se pueden predecir, por ello debemos estar preparados teniendo un plan familiar de Protección Civil y tener a la mano una mochila de emergencia acorde a nuestras necesidades y la de nuestra familia.