En México, los combustibles se transportan a través de tuberías o ductos porque es la manera más económica y más rápida de conducirlas.

Un ducto de combustible no representa peligro porque opera bajo medidas estrictas de seguridad; sin embargo, la perforación de alguno de ellos implica un riesgo a ti y a la población.

Si observas una perforación o conexión a una tubería de combustible, no te acerques, es una toma clandestina. En caso de una fuga, aléjate y no intentes recolectarlo. Hacerlo es una actividad peligrosa e ilícita.

El contacto directo con el combustible puede provocarte mareos, irritación en aparato respiratorio, en la piel y en los ojos, incluso, quemar la córnea.

Además de provocar accidentes, el robo de hidrocarburos provoca contaminación ambiental y un severo impacto en los suelos. Se calculan de tres a cinco años para que la tierra se recupere.

Los ductos de combustible tienen señalamientos que nos permiten identificarlos de forma fácil. Es importante no perforar y no excavar. Por seguridad, denuncia al 911 a quien no los respete o los maltrate.