La temporada de lluvias de la primera semana de septiembre de 1998 se recuerda como una de las más destructivas del siglo XX, a semejanza de un diluvio al decir de los pobladores de Chiapas, estado en condiciones de pobreza extrema y alto grado de deforestación.

La humedad proveniente de los océanos Atlántico y Pacífico, dos ondas tropicales y una baja presión en el golfo de México favorecieron la presencia de lluvias intensas en el sur del país, incidiendo en el istmo de Tehuantepec y costa de Chiapas.

Su magnitud fue tal que se triplicaron los valores de las lluvias promedio anuales. Para septiembre se precipitaron entre 1500 y 2500 mm, equivalente a 62 % de lo que normalmente llueve en el estado. Hubo desbordamiento de numerosos ríos y el arrastre de grandes cantidades de lodo, basura y material vegetal.

El registro de los daños:

  • 200 muertos
  • 7500 viviendas afectadas
  • 6,140 familias reubicadas
  • 22 puentes derrumbados
  • 712 km de carreteras federales

28 municipios afectados en las regiones: Centro, Frailesca, Altos, Sierra, Istmo-Costa y Soconusco.