Pocas veces nos imaginamos a la energía eléctrica como un producto que se compra y se vende. Hasta 2014, en México la Comisión Federal de Electricidad era quien compraba y vendía exclusivamente la energía eléctrica para el servicio público en el país.

Con la reforma energética, se creó el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) con el objetivo de proveer energía a precios competitivos para que todos los usuarios pudieran beneficiarse adquiriendo energía a precios más accesibles.

A partir de 2016, en el MEM se compran y venden productos como Energía, Potencia, Certificados de Energía Limpia, servicios conexos y Derechos Financieros de Transmisión, entre otros.

Es decir, en él se adquieren todos los productos que se requieren para la operación óptima y confiable de nuestro Sistema Eléctrico Nacional, la cual está a cargo del Centro Nacional de Control de Energía.

Los interesados en participar en el mercado eléctrico lo pueden hacer bajo seis modalidades, es decir, como Generador, Usuario Calificado, Suministrador de Servicios Básicos, Suministrador de Servicios Calificados, Suministrador de Último Recurso y Comercializador no Suministrador, siempre y cuando cumplan los requisitos que marca la ley para ser Participantes del Mercado.

Dentro del mercado eléctrico, los participantes tienen la opción de participar en el Mercado de Energía de Corto Plazo, integrado por el Mercado del Día en Adelanto y de Tiempo Real; el Mercado para el Balance de Potencia, el Mercado de Certificados de Energía Limpia; y las Subastas de Mediano y Largo Plazo y de Derechos Financieros de Transmisión.

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Gracias a la óptima operación de este mercado es que se garantiza que mañana tengamos energía eléctrica en nuestra casa, oficina, escuela, vialidades, etcétera y seamos un país con más oportunidades de desarrollo.