En la actualidad, la mayoría de las personas al despertar encendemos el televisor para consultar las noticias o revisamos nuestro teléfono celular para revisar las novedades, muchos de nosotros optimizamos el escaso tiempo de la mañana calentándonos un café en el microondas y aprovechamos el camino para leer el periódico en algún dispositivo móvil.

También es muy común tener sistemas de climatización en los hogares y en los centros de trabajo donde la variación de temperatura es muy contrastante, inclusive, es raro que los centros comerciales no cuenten con esas puertas automatizadas que se abren y cierran “por arte de magia” al sentir nuestra presencia.

La mayoría de nuestras actividades están relacionadas directamente con el uso de la tecnología y por ende, del uso de la energía eléctrica. Estamos tan acostumbrados a disponer de ella y es algo tan presente en nuestras vidas que, paradójicamente, se ha vuelto invisible. Solo nos acordamos de ella cuando nos hace falta.

Gracias a la energía eléctrica nuestros hogares, las calles, los medios de transporte, el nivel de vida en general mejora. Sin electricidad, las fábricas se paralizarían y las ciudades se apagarían. 

La energía eléctrica la usamos dependiendo de las diversas actividades donde la necesitamos, por ejemplo, el hogar, el alumbrado público, la industria, el comercio o el entretenimiento; cada una de estas actividades tienen su propio patrón de uso y comportamiento. A la suma de todo esto le llamamos demanda.

La demanda de la energía eléctrica es decisiva en el desarrollo económico y social y, por consiguiente, en el mejoramiento de las condiciones económicas de nuestro país.

La variación del comportamiento de la demanda energética depende de diversos factores, algunos de ellos son el encendido y apagado de aparatos eléctricos, los periodos vacacionales, los días de asueto y el tipo de clima.

En México, la demanda máxima de energía eléctrica ocurre principalmente durante la temporada de verano, entre mayo y septiembre, cuando el calor es más severo en las zonas norte y sureste del país. Derivado de ello, se incrementa el uso de aparatos de ventilación para mantener la temperatura en niveles más confortables para nosotros y se regulan los valores necesarios para el buen funcionamiento de ciertos aparatos.

Durante este periodo, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) realiza pronósticos de demanda máxima de energía para contar con todos los recursos disponibles de generación posible como medida preventiva.

A sabiendas de esto, la demanda de energía aumenta año con año en México, este aumento depende del crecimiento poblacional y el desarrollo económico del país. Por lo cual, esto es un excelente indicador para el país, pues es síntoma del impulso al desarrollo económico de México.