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La deforestación, entendida como la transformación del bosque a otro uso de la tierra y que implica una pérdida de la cobertura forestal arbolada en un periodo particular de tiempo, se encuentra entre los principales problemas que enfrenta la sociedad mundial actual y México ha sido uno de los países más afectados. El crecimiento poblacional masivo, la urbanización del territorio y su transformación en pastizales o campos agrícolas son algunas de las causas fundamentales.

Los niveles de deforestación, que conllevan la pérdida de más de 100 mil hectáreas anuales en el país, implican una constante reducción en nuestra biodiversidad. Gran parte de la flora y la fauna mexicanas, que dependen significativamente de los bosques, se encuentran en peligro debido a la destrucción forestal.

Asimismo, los desmontes comprenden una gran alteración al hábitat y los microorganismos, así como la erosión de los suelos, la obstrucción de ríos, mares y cuerpos acuíferos, y la disminución de la recarga de los mismos.

A pesar de que la mayor parte de la deforestación es consecuencia de actividades muchas veces legales, otras se dan de manera ilícita, como la tala y quema, que asimismo contribuyen a la degradación de nuestros bosques.

La explotación de la madera es un factor económico importante para el impulso de este fenómeno, que encuentra una fuerte incidencia en regiones marginadas y comunidades afectadas por la pobreza. En estas regiones, los taladores clandestinos juegan un papel importante para la deforestación.

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El programa Sembrando Vida, a cargo de la Secretaría de Bienestar, tiene como uno de sus principales objetivos hacer frente a las causas estructurales que desencadenan la necesidad de las comunidades de recurrir a este tipo de actividades, donde se destruye parte del territorio del cual dependen las mismas y gracias al cual encuentran un medio de generación de ingresos.

A través de la creación de empleos en territorio campesino, que involucren el trabajo del campo y reverdecimiento de las tierras, se plantea una solución de fondo a la marginación social y el deterioro del medio ambiente. La inclusión productiva que el programa estimula dentro de las comunidades no sólo impulsa la vida laboral en las regiones específicas, sino que reestructura por completo las relaciones sociales mediante las cuales se construye el tejido comunitario.

Apoyo a jóvenes

En este sentido, la relevancia que el programa otorga a los jóvenes es uno de los aspectos más importantes para el fortalecimiento de dicha reconstrucción social, siendo este sector el que concede permanencia a los cambios sociales que Sembrando Vida tiene como objetivo.

Ante la crisis laboral actual, que afecta sobre todo a las generaciones más recientes, la inclusión de este sector en Sembrando Vida, llevada a cabo mediante la coordinación con Jóvenes Construyendo el Futuro, es uno de los planteamientos primordiales.

La inclusión de dicho programa, instrumentado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, promueve la participación productiva de los jóvenes, propiciando el arraigo a sus comunidades y frenando, consecuentemente, la migración obligatoria, que es una de las consecuencias principales del abandono del campo.

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Aunque la importancia que los lineamientos de Sembrando Vida les otorgan a los jóvenes es uno de los aspectos que más fuerza le dan al programa, su objetivo es la atención a todos los grupos sociales bajo el entendido de que la inclusión de los productores o sembradores tiene como consecuencia inmediata el apoyo a las familias de los mismos y, por lo tanto, al bienestar general de las comunidades.

De esta manera, la relevancia de este programa prioritario recae en su capacidad resolutiva integral; en su atención a los distintos engranes que generan la desigualdad social del país y que colocan a 58 por ciento de los mexicanos en situación de pobreza.

Sembrando Vida es una iniciativa que surge de la preocupación por la estratificación social que vivimos, en un sentido general, y desde la certidumbre de que la solución de la misma se logra a partir del combate a los distintos factores que actúan en un sentido más bien local o particular. Es decir, la búsqueda por resolver un gran problema cuyo desenlace se encuentra en el trabajo local, desde las comunidades marginadas, que han sido olvidadas durante décadas.