Con una semilla simbólica, además del grano que produce el alimento, el Programa Sembrando Vida rescata la participación de las mujeres en el cultivo y toma de decisiones y, con ello, contribuye a regenerar la cohesión social y el arraigo en las comunidades indígenas y campesinas.

Eso ocurre, desde el nacimiento del programa en ocho estados hasta los veinte que actualmente abarca, en las Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC), como es el caso de las denominadas “Francisco Villa” y “Nachi Cocom”, en el estado de Quintana Roo, donde las mujeres tienen un papel fundamental.

Con su esfuerzo, creación y dedicación al trabajo del campo, las mujeres crearon ahí el vivero comunitario “La Isla” donde han logrado varios de los avances más importantes del programa.

Gracias a la participación de las mujeres, en estas Comunidades de Aprendizaje se han implementado innovaciones de técnicas de cultivo importantes como el uso de botellas recicladas para el riego por goteo en sus árboles, lo que les ha generado resultados muy satisfactorios.

En ambas CACS, las mujeres han desempeñado una labor fundamental y significado un gran avance en el cumplimiento de las metas de Sembrando Vida: cambiar la vida de las campesinas y campesinos y de las comunidades indígenas que durante años sufrieron el abandono y la marginación.